En la foto publicada en el perfil de Instagram de Dadá Club de Arte se ve a Zunilda Milens vestida como Frida Kahlo y ante el comentario de una persona que exclamaba “qué alegría verla”, la respuesta desde el centro cultural fue contundente: “Y cómo viene trabajando. Está super motivada con el taller ya que el aislamiento la tenía preocupada. Es su cable a tierra”.
Es que la cuarentena dejó a Zunilda sin la posibilidad de actuar, una pasión que tiene desde muy chica, que pudo desarrollar a partir de sus 42 años y que todavía hoy mantiene con la llama encendida como el primer día. Y aunque sea a través de la plataforma Zoom y de manera virtual, sigue cumpliendo con su deseo más profundo, aun en estos aciagos tiempos de pandemia.
Antes de la actuación
Criada por su abuela en el barrio Belgrano, Zunilda egresó de la Escuela Técnica de Hogar para Mujeres (hoy Patricias Argentinas) con el título de Profesora en Sombreros, Flores, Labores y Fantasías. Según dice, ese tipo de manualidades siempre le gustaron. “Tuve el honor de hacer, junto con mis compañeras, una capelina hermosa a Evita”, recuerda.
Actuar es demasiado importante, me quita años de encima. Zunilda Milens. Actriz.
El teatro fue mi medicina para curar lo que arrastraba. Zunilda Milens. Actriz.
Pero las cosas no eran sencillas y tuvo que sacrificarse desde siempre. Trabajó para mercerías y casas que hacían trajes de novia, a las que les hacía ramos, coronas y ornamentos.
Se casó, pero al tiempo se separó y tuvo que criar a sus tres hijos.
También hizo batones para Gath & Chávez y cuellos y mangas para una importante fábrica de camisas. Además, vendió artículos de mercería. “Hice de todo para poder mantenerme”, afirma.
Actriz
Aunque se inició en la actuación “de grande”, toda la vida tuvo ese fuego en su interior. Ya a sus trece años había ido a un casting para una película de Libertad Lamarque.
“Siempre tuve esa inclinación, pero no lo había podido hacer porque, en aquella época, no eran bien vistas las mujeres que se dedicaban a la actuación”, explica.
Y fue uno de sus hijos el que le hizo dar el primer paso, cuando supo que el actor Hugo Daniel Marcos, que trabajaba en Mesa de Noticias, venía a hacer un taller de teatro a Junín: “Mi hijo mayor, que tenía once años, me dijo que me anotara, yo le dije que no podía porque todavía tenía que estar con ellos, y él agarró la bicicleta, fue y me inscribió”.
Un largo camino
Sus primeras actuaciones las hizo en la televisión y la radio locales.
Además, pasó por la Escuela Provincial de Teatro donde, además de hacer un taller de Arte Dramático y el ciclo preparatorio de la carrera de Formación Actoral, se capacitó en Técnica de la Actuación, Técnica del Movimiento, Técnica de la Voz, Mimo y Títeres. Y se formó en Fonomímica con Javier Mattioli.
Son innumerables las obras de teatro en las que participó. Inclusive con títeres, en un grupo que había formado con Virginia Entesano, Natalia Somoza, Marianela Busto y María de los Ángeles Morales.
Y hay más: fue miembro del grupo Magdalena Estación Junín y lleva veinte años en el coro que dirige Susana Perea.
Entre los directores que tuvo, recuerda al propio Marcos, Laura Franco, Ceclilia Tejada, Martín Kieffer, Florencia Cornago y Javier Mattioli, entre otros.
También participó en algunas películas, como “El secreto de Lucía”, protagonizada por Emilia Attias.
La actuación
El último ensayo que tuvo Milens fue con Florencia Cornago, el 5 de marzo. Luego, la pandemia abrió un gran signo de interrogación para el desarrollo de la cultura.
No fueron tiempos fáciles para Zunilda. Por su edad, es grupo de riesgo y está prácticamente encerrada desde hace siete meses.
Sin embargo, la virtualidad empezó a permitir algún desarrollo para estas actividades. “Ahora se hace todo por Zoom, he hecho coro, con Susana Perea, y con Javier (Mattioli) estamos comenzando a armar algo de teatro”, se entusiasma.
Si bien reconoce que “no es lo mismo”, también sabe que “por ahora es la única forma que hay”. Y agrega: “La verdad es que me estoy sintiendo cómoda, los chicos son muy educados, y por lo menos no estoy sin hacer nada. El teatro me está ayudando mucho, en este momento tan complicado”.
Sin escenario, pero con pantalla. Sin público presente, pero con una platea virtual. Son las alternativas que, al menos, le permiten a Milens seguir cumpliendo con sus deseos. Es que, en este tiempo en que se definen actividades esenciales, la actuación cumple esa función en su vida.
“El teatro fue mi primera medicina para curar todo lo que arrastré desde chica -afirma- y así llegué a ser lo que yo quise: una persona honesta, honrada y siempre con la frente alta. El teatro me da vida, me da alegría, yo me he levantado de la cama con una gripe tremenda para hacer la obra sin problemas para después volver directamente a la cama. Es algo demasiado importante para mí, mejor que un medicamento. Me quita años de encima”.
Y concluye: “Transformarse en otra persona arriba del escenario es maravilloso, darle vida a un personaje me da enormes satisfacciones. Yo nací para esto”.
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