Producto del Covid19, en los últimos tiempos me he dedicado a ver series en Netflix con bastante frecuencia.
Últimamente, he tenido oportunidad de ver la serie Borgen de origen dinamarqués y se me ocurrió la idea de trazar un paralelismo con lo que nos pasa a nosotros en la Argentina, ya que la serie trata los problemas cotidianos que se le presentan a la Primera Ministra de Dinamarca.
Y la serie desarrolla situaciones donde fundamentalmente debe decidir qué acciones tomar ante errores o traiciones de alguno de sus colaboradores más cercanos, que cabe aclarar no son todos de su partido ya que asume su cargo con el acuerdo de otras fuerzas políticas.
Durante la serie la Primera Ministra debe consensuar las distintas opiniones de sus colaboradores y sostener una conducta intachable que fue lo que la impulsó al cargo que ocupa no solo en la función pública, sino también en su vida personal.
Así aparecen conflictos bélicos por la participación como aliado en otros países, traiciones de algún colaborador por querer ocupar su cargo, actos de corrupción de algún funcionario, conflictos con las otras fuerzas políticas que la acompañan, etc.
Estas situaciones me hicieron pensar porqué nosotros estamos en las antípodas de este modelo dinamarqués que prioriza en sus funcionarios la cultura de la ética de la conducta partidaria y castiga vigorosamente a aquellos que se alejan de ella y la verdad no tengo la respuesta.
Muchas veces he escuchado que nuestro problema es que fuimos poblados por individuos que escaparon de las guerras en Europa que no tenían como objetivo poblar estas tierras, sino que venían para “hacer la América” y sus valores morales no eran de los mejores.
Y con ese modelo poco se podría esperar que resultara una sociedad con profundos valores morales. ¿Es esto una verdad absoluta? Yo creo que no, han pasado muchos años del ingreso de esas inmigraciones y nuestra sociedad sigue siendo degradada por todos nosotros.
También he escuchado que la culpa de los gobiernos que tenemos es el resultado de una clase política corrupta, y yo me pregunto de dónde sale la clase política.
La serie muestra una Política con valores morales intachables, por lo que considero deberíamos ver con atención, sobre todo por nuestra clase política para ver qué tan lejos o cerca estamos de este modelo escandinavo que llevó a este país a estar entre los mejores del mundo en cuanto a calidad de vida de sus habitantes.
Por eso, queridos lectores, hagámonos cargo todos de la sociedad que tenemos, y si queremos cambiar lo que nos pasa debemos empezar a generar cambios profundos en nuestras formas de actuar para poder construir una nueva sociedad que se acerque un poco más a la dinamarquesa.
A la hora de tirar ideas no sería bueno empezar con nuestros chicos e implementar materias que tengan que ver con la enseñanza de valores morales y éticos de nuestra sociedad, imponer sanciones más duras a aquellos que cometan delitos contra el Estado y que la Justicia actúe con mayor celeridad y así evitar el dicho de que “y total no pasa nada”.
Soy consciente de que estos cambios no son fáciles y que llevan mucho tiempo, pero porqué no empezamos a hacer algo, si no, comenzaremos a ver cómo nuestros jóvenes empiecen a ver a Ezeiza como una salida a una mejor calidad de vida, así como la de Dinamarca.
Aldo García López. DNI: 4974484.
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