MARKETING APLICADO

Colectivo Imaginario

Tiempos de convicciones híbridas.

Siempre están para licuar responsabilidades. Representan un plural que pocas veces toca cuestiones singulares, las que se dicen en primera persona y señalan algo o alguien identificable. Son funcionales a la hipocresía de las redes sociales. En el colectivo estamos todos pero nunca hay nadie, siempre está vacío, sobre todo de contenido. 
Operan con reclamo estético y esnobista cuando se queman los bosques de Australia y mueren Koalas. No reaccionan de igual manera frente al desastre cordobés, quizá porque nuestra fauna no sea tan “instagrameable”. Imantados por la repercusión mediatica se exaltan frente al abuso reconocido, olvidando los anónimos, los del norte o los del sur. 
Convicciones híbridas, simbolismos, pañuelos, fotos, colores y banderas que en muchos casos se quedan ahí, en la expresión. Eso es lo que cuestiono, cuando el acto de comunicación no tiene un correlato amplio, abarcativo, representativo, real y concreto. 
Escrachan y señalan al otro pero nuna a uno mismo. Los demás son los culpables. Siempre es “la gente” cuando en realidad esa gente sos vos y soy yo porque en el colectivo estamos todos nosotros. Un nosotros que en el intento por “abrazarlo” suma artículos “el”, “la”, “le” configurando un nuevo lenguaje tan inclusivo desde lo verbal como impreciso desde lo “real”. 
La gente, los periodistas y los políticos. Todos hablan de “la gente”. Lo hacen sin barbijo ni distancia social, apuntando a “la otredad” como sujeto. Los grupos de amigos viralizan condenas sociales al tiempo que organizan pequeñas escapadas para recrear la peña y el fulbito que se extraña. Sacamos lo peor frente el verdulero y la indignación disminuye cuando notamos que “el todo” es la suma de las partes y que las partes somos todos. Partes que por sentirse mínimas creen que no condicionan ni modifican la realidad. 
El lema convocante, del que depende nuestro destino, va quedando vacío. Ya no basta con el hashtag #noscuidamosentretodos. Ahora es tiempo de la responsabilidad individual, de bajarse del colectivo y hacernos cargo. Tiempo de hacer y dejar de decir, porque al hacer estaremos diciendo mucho y podremos salir adelante. La gente, nosotros, todos nosotros. Vos y yo.