El oficialismo comenzó a maniobrar en modo pospandemia. Lo apremia la necesidad y el almanaque. También las demandas que, aunque denostadas por el propio Gobernador, surgieron de la marcha del pasado lunes. Es un escenario en el que, además, se mezclan las desconfianzas que de alguna manera habían quedado sepultadas con la irrupción del coronavirus y frente a la necesidad de exhibir un frente interno monolítico.
El propio Frente de Todos sacó a escena lo que podría ser el anticipo de una suerte de programa frente a la inseguridad, un flagelo que está reproduciéndose a una velocidad inquietante. Lo venían charlando Axel Kicillof con los intendentes peronistas y finalmente tomó la posta la Casa Rosada, que dejó trascender que podría involucrar una masa de 10 mil millones de pesos para comprar equipamiento con destino de reforzar la capacidad logística de la Bonaerense.
Aquella filtración generó cierto malestar en la Gobernación. También, que trascendiera que Kicillof iba a reunirse con los alcaldes del PJ para discutir el tema. Aparecen en escena reminiscencias del pasado: los tironeos entre los intendentes y el Gobernador que jalonaron los arranques de la gestión de Kicillof.
Esas internas parecen haber reverdecido. Kicillof viene negociando desde hace semanas una compensación financiera para la Provincia con el ministro del Interior, Eduardo Wado De Pedro, una suerte de reconocimiento a la discriminación que en materia del reparto de recursos federales sufre una provincia que genera casi el 40 por ciento del PBI nacional, pero que al mismo tiempo acuna extendidos bolsones de pobreza y una añosa carencia de infraestructura de servicios básicos.
En medio de ese intento de acuerdo apareció la decisión del Presidente de avanzar con la asistencia nacional en materia de seguridad luego de que varios intendentes con clave de acceso a la Rosada lanzaran una vez más la voz de alerta sobre el avance del delito en sus distritos.
Cuentan que a Kicillof no le hizo gracia que parte de ese avance se produjera sin su participación. Hay quienes dejan trascender, incluso, que habría expresado a los intendentes con los que se reunió justamente por este tema en las últimas horas, su disgusto por la forma en que se manejó el tema.
Axel sabe….
Kicillof estuvo del otro lado del mostrador. Conoce los mecanismos por los cuales los intendentes pueden lograr asistencia directa de la Nación sin pasar por la ventanilla bonaerense. Ocurrió durante el gobierno de Cristina Kirchner del que él fue ministro de Economía. Lo padeció, por caso, Daniel Scioli. Aquel malestar denotaría su poca disposición a tolerar una situación que le terminaría limando poder.
El plan que podría anunciarse en breve aparece rodeado de incógnitas. Sí se sabe que Kicillof rechazó la idea de Sergio Massa de crear una suerte de Agencia de Coordinación de Seguridad para el área metropolitana. Con la misma lógica anterior, prefiere que la definición de los asuntos que involucren a la Provincia pasen por sus manos y se resuelvan en un diálogo directo con la Nación.
Menos certezas tiene el futuro de Sergio Berni al frente del ministerio de Seguridad. Acaso su permanencia deba pasar por la prueba de fuego que supone el desenlace de los estudios científicos que se están realizando para determinar si el cuerpo hallado en Villarino corresponde al joven desaparecido Facundo Astudillo. Más aún, si la Justicia concluye que existió participación de efectivos policiales en el hecho.
El funcionario habría asegurado a poco de que el hecho cobrara notoriedad pública que la Policía no estaba involucrada en la desaparición. Una conclusión en contrario dejaría muy expuesto a Berni, hoy blanco de influyentes organismos de Derechos Humanos cercanos al kirchnerismo.
En medio de esa incertidumbre ya se habla de una purga en la Bonaerense, al viejo estilo de lo que solía ocurrir en la fuerza de seguridad durante gestiones peronistas. Acaso esa medida pudiera amortiguar parte de la ola que impactaría sobre Berni si se confirma la peor de las sospechas.
El ministro acaba de contratar a una agencia de publicidad que se encarga del diseño de los videos que profusamente se difunden a través de las redes sociales. En los últimos días de su convalescencia -contrajo coronavirus- Berni mantiene un muy alto perfil y sigue cultivando su costado de eventual candidato para 2021, sostenido por Cristina Kirchner. El delito, mientras tanto, es una indeseable lotería que cualquier bonaerense está expuesto a ganar.
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