El tridente del AMBA volvió a escena para estirar la cuarentena. Alberto Fernández, Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta repitieron el libreto que fueron armando juntos para enfrentar la pandemia y que bonaerenses y porteños conocen de memoria. La insistencia del Presidente, el gobernador y el alcalde puede atribuirse a la responsabilidad que cargan sobre sus espaldas. Ninguno de los tres –y nadie en realidad- hubiera querido tener que afrontar situaciones como las que vivieron Italia o España, donde se apilaron los cadáveres. La decisión de unirse frente al peligro sanitario inminente fue más por temor que por convicción. En términos políticos, Alberto F. aprovechó la cercanía de Larreta y de Kicillof para mostrarse como un árbitro, que había llegado a la Presidencia para mediar no sólo entre sectores políticos sino frente a la división de la sociedad. Larreta se adaptó de entrada mejor que Kicillof al esquema que propuso el Presidente.
Al jefe de Gobierno porteño le sirvió la jugada para empezar a armar un perfil propio dentro del PRO y de Juntos por el Cambio, con una identidad despegada del expresidente de Mauricio Macri. Algo básico para un dirigente que tiene aspiraciones de competir en 2023. Con Kicillof la cosa fue más complicada. Llegó a la Gobernación con el discurso kirchnerista y de contraposición al “enemigo” que encontró en el macrismo una caracterización perfecta. Hay quienes afirman, sin embargo, que tendió puentes antes impensados con Larreta. En su discurso, mucho no se nota.
Ayer las diferencias se notaron más que en otras ocasiones. Alberto F. le reprochó a Larreta que los pacientes del PAMI no encuentran camas en CABA y deben ser trasladados a la Provincia. Tal vez, al Presidente no le cayó bien que el alcalde porteño firmara junto a Macri y a María Eugenia Vidal un duro documento contra la reforma judicial. Kicillof, que almorzó Olivos días atrás, pudo haberle pasado esa letra al Presidente. El Gobernador cuestionó a los medios porque “se nota mucho” la diferencia de enfoque entre lo que sucede en Estados Unidos y la Argentina con las consecuencias de la pandemia. Lo que se notó mucho, en ese punto, fue la mano de Cristina Kirchner, quien no dudó en festejar la frase del Gobernador. Al pisar París, Macri festejó haber llegado a un país donde se vive “en libertad”. Las críticas a la extensa cuarentena son cada vez más desembozadas. Pero el tridente del AMBA se mantiene unido, aunque el desgaste político del confinamiento -al parecer- empieza a repercutir en los tres.
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