¡Juninenses! ¡A las cosas!
Hace unos días, en un medio capitalino, Marcelo Elizondo, especialista en negocios internacionales, señaló que “la globalización no tiene ya por principal motor el intercambio de bienes físicos sino por el alza en el valor de intangibles como conocimiento, innovación, know-how, patentes y royalties, certificaciones y cumplimiento de estándares, servicios, en otras palabras el saber organizado como insumo”.
En definitiva, ¿qué nos está queriendo decir? Que la economía en el mundo del futuro será orientada hacia valores intangibles y no hacia bienes físicos, por lo que nuestro desafío en Junín será orientar nuestra acción a: el agro con sus innovaciones organizativas y biológicas, los unicornios, la producción local basada en el conocimiento, la industria con diseño o la ingeniería, por nombrar algunos casos.
Ahora, para poder llevar a cabo estos cambios debemos necesariamente unir esfuerzos; por lo tanto, se hace imprescindible la constitución de un Consejo Económico y Social formado por el municipio, la Unnoba, Comercio e Industria, Sociedad Rural, colegios profesionales, entre otros, y entre todos elaborar un plan estratégico que apunte a estos objetivos para estar preparados cuando la pandemia finalice.
No dejo de tener en consideración que esta pandemia dejará un tendal de pymes y micro-emprendimientos fuera del sistema, por lo que será necesario ir preparando a estos emprendedores y capacitarlos para los nuevos desafíos.
En este sentido, el plan deberá orientar las acciones a estos nuevos proyectos productivos, permitiendo el acceso a créditos y capacitación para llevar adelante estos emprendimientos y en ese sentido se deberá contar con la asistencia del municipio y del Gobierno provincial para que estos emprendedores puedan llevar a cabo los nuevos desafíos.
Después de esta primera fase de tomar conciencia por la pandemia que estamos soportando, debemos accionar y pensar que esta crisis debe hacernos tomar conciencia de que aparecen nuevos desafíos que tenemos que aprovechar, debemos despertar del letargo y dejar de lamentarnos por lo que nos pasa. Es el momento para que Junín despierte de su apatía y empiece a pensar en el futuro. Para eso la clase dirigente debe estar a la altura de las circunstancias y actuar. Seguramente todos los juninenses se lo agradecerán.
Como una vez dijo el filósofo Ortega y Gasset -y adaptándolo a nuestro caso- digo: “¡Juninenses! ¡A las cosas!”.
(*) Contador.