La relación entre el Gobierno y el sector privado se enturbió notoriamente en las últimas semanas. A la intervención y el controvertido anuncio de expropiación de la cerealera Vicentin se sumó un duro golpe para el mercado aerocomercial, con el abrupto cierre de la filial argentina de Latam. Las malas señales se multiplican sin que el presidente Alberto Fernández logre encauzar el rumbo de la economía. La crisis que se agudizó con la pandemia de coronavirus y la extensa cuarentena pone a las empresas en una situación delicada, algo que los hombres de negocios ya le advirtieron al Gobierno. De hecho, el Presidente recibió hace dos semanas a algunos de los CEOs más importantes del país en la quinta de Olivos. A la mesa se sentaron jerarcas de Arcor, Aluar, Pérez Companc, Pan American Energy, Bulgheroni, Toyota, Accenture, Molinos y Murchison, además de la Unión Industrial. Antes, Alberto F. había almorzado con Roberto Lavagna, cuya presencia en Olivos llevó tranquilidad a los empresarios. El ex ministro se opuso a la idea de la diputada Fernanda Vallejos para que el Estado se quede con acciones de las compañías a las que ayudó a completar el pago del 50 por ciento de los sueldos. Pero tras ese encuentro, las declaraciones del Presidente y sus posteriores decisiones pusieron en guardia al sector privado. El hito fue la intervención de Vicentin y el anuncio de un proyecto para expropiar la cerealera, que hizo de la mano de la senadora kirchnerista mendocina Anabel Fernández Sagasti. El cierre de la filial local de Latam provocó otro cimbronazo. Por cierto que la compañía aérea no atraviesa un buen momento financiero –a tal punto que pidió el concurso preventivo en Estados Unidos-, pero también lo es que el único país en el que no obtuvo un acuerdo para seguir operando es la Argentina. Con los aviones en tierra desde el 20 de marzo, la crisis afloró ayer y 1.705 empleados de Latam perderán sus fuentes de trabajo. La intransigencia de los gremios aeronáuticos hizo lo suyo: Pablo Biró (APLA) dio otra muestra gratuita al exigir al Gobierno que no le permita a la empresa sacar los aviones del país. En el oficialismo tienen otra mirada: argumentan que Latam consiguió beneficios del Gobierno anterior y que ahora, en medio de la pandemia, abandona a los trabajadores y a los usuarios. Habrá que recordar que LAN comenzó a operar en el país en 2005, cuando el presidente era Néstor Kirchner.
La relación entre el Gobierno y el sector privado se enturbió notoriamente en las últimas semanas. A la intervención y el controvertido anuncio de expropiación de la cerealera Vicentin se sumó un duro golpe para el mercado aerocomercial, con el abrupto cierre de la filial argentina de Latam. Las malas señales se multiplican sin que el presidente Alberto Fernández logre encauzar el rumbo de la economía. La crisis que se agudizó con la pandemia de coronavirus y la extensa cuarentena pone a las empresas en una situación delicada, algo que los hombres de negocios ya le advirtieron al Gobierno. De hecho, el Presidente recibió hace dos semanas a algunos de los CEOs más importantes del país en la quinta de Olivos. A la mesa se sentaron jerarcas de Arcor, Aluar, Pérez Companc, Pan American Energy, Bulgheroni, Toyota, Accenture, Molinos y Murchison, además de la Unión Industrial. Antes, Alberto F. había almorzado con Roberto Lavagna, cuya presencia en Olivos llevó tranquilidad a los empresarios. El ex ministro se opuso a la idea de la diputada Fernanda Vallejos para que el Estado se quede con acciones de las compañías a las que ayudó a completar el pago del 50 por ciento de los sueldos. Pero tras ese encuentro, las declaraciones del Presidente y sus posteriores decisiones pusieron en guardia al sector privado. El hito fue la intervención de Vicentin y el anuncio de un proyecto para expropiar la cerealera, que hizo de la mano de la senadora kirchnerista mendocina Anabel Fernández Sagasti. El cierre de la filial local de Latam provocó otro cimbronazo. Por cierto que la compañía aérea no atraviesa un buen momento financiero –a tal punto que pidió el concurso preventivo en Estados Unidos-, pero también lo es que el único país en el que no obtuvo un acuerdo para seguir operando es la Argentina. Con los aviones en tierra desde el 20 de marzo, la crisis afloró ayer y 1.705 empleados de Latam perderán sus fuentes de trabajo. La intransigencia de los gremios aeronáuticos hizo lo suyo: Pablo Biró (APLA) dio otra muestra gratuita al exigir al Gobierno que no le permita a la empresa sacar los aviones del país. En el oficialismo tienen otra mirada: argumentan que Latam consiguió beneficios del Gobierno anterior y que ahora, en medio de la pandemia, abandona a los trabajadores y a los usuarios. Habrá que recordar que LAN comenzó a operar en el país en 2005, cuando el presidente era Néstor Kirchner.
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