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Los problemas propios de la concentración poblacional en grandes urbes están a la vista.
TENDENCIAS

Crisis y oportunidad

La unidad demostrada por las distintas fuerzas políticas y de todos aquellos que están ocupados en la gestión es un gesto de madurez que deberíamos aprovechar para darle forma a ese gran acuerdo de políticas de Estado para el desarrollo tantas veces referido, pero nunca realizado. 
La pandemia nos pone a todos los dirigentes de la política, del mundo del trabajo y de las organizaciones de la sociedad civil frente a la posibilidad de delinear de qué modo insertarnos en el mundo postpandémico. Desde la gestión en San Isidro, así como desde el radicalismo de la Provincia de Buenos Aires entendemos que es el momento de actuar para diagramar un futuro mejor.
También existen amenazas. Detrás del drama económico y sanitario se encuentra siempre el riesgo de ceder ante los personalismos, las ideas totalitarias y los aventureros mezquinos de la política con sus sueños de mayor segregación. La de-sesperación de tantos, muy golpeados por esta nueva realidad, nos impone el deber de trabajar en conjunto para resolver los problemas de los argentinos ya que posiblemente nos enfrentemos al peor escenario económico y social de la historia del país. Será indispensable que cada uno, desde su lugar, estemos a la altura del esfuerzo hecho por toda la sociedad. 
Esta crisis pone a prueba nuestra creatividad y buena voluntad. Con amplitud mental deberíamos evitar repetir nuestra sempiterna historia de crisis y decadencia. Seguir haciendo lo mismo nos llevará a evocar aquella definición de Albert Einstein: "Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados".
Hoy el Presidente tiene ante sí la posibilidad de hacer una convocatoria de unidad para avanzar con políticas públicas que den respuesta a muchos de los problemas estructurales del país que han quedado en evidencia. 
Es imperioso reconstruir el aparato productivo, facilitar la creación de nuevas empresas y puestos de trabajo, reconstituir nuestro mercado interno acompañado de estrategias que nos permitan potenciar la exportación de productos que den valor agregado a nuestras producciones agropecuarias y abrir mercados para que los alimentos argentinos alcancen un lugar destacado en las góndolas de los supermercados del mundo. 
Nuestro capital humano es reconocido internacionalmente por la experiencia en atravesar distintas crisis con creatividad y esta realidad debe traducirse a su vez en más empleos de calidad. Debemos facilitar la exportación del trabajo argentino en el rubro servicios y conocimiento.
Ya avanzado el siglo XXI tenemos que adoptar una política clara de fomento y estimulo de modos de producción sustentables, modernizar la matriz energética con una fuerte inversión en fuentes renovables y limpias, premiar e impulsar la economía circular como así también la conectividad en todo el territorio.
La gran inequidad social y económica en que vive nuestra población se hizo más visible que nunca. Está a la vista la necesidad de invertir en educación e investigación aplicada en el país con un porcentaje relevante del presupuesto escalonado por objetivos. La centralidad que tomó el eje Salud Pública hace indispensable que el Estado ofrezca una cobertura universal y gratuita de calidad. 
Otra enseñanza clara de esta pandemia es la urgente necesidad de reforzar el federalismo y las autonomías municipales en consonancia con estrategias que fomenten la descentralización de la población.  Es necesaria una revolución de infraestructura pública en todo el país para el desarrollo de oportunidades laborales en cada una de las provincias. 
Los problemas propios de la concentración poblacional en grandes urbes están a la vista al tiempo que emerge una nueva realidad: el trabajo a distancia, que en muchos rubros continuará una vez pasada esta etapa de aislamiento. Debemos ofrecer incentivos impositivos para la movilidad y desconcentración de la población. Esta nueva infraestructura con servicios públicos de calidad, conexión a internet, rutas, aeropuertos y demás elementos nos ayudarán a preparar el territorio nacional para insertarse a su vez como actor relevante cuando el turismo retome su actividad.
El Covid-19 tarde o temprano va a pasar, pero sus consecuencias persistirán y es nuestro deber como servidores públicos tomar esta oportunidad que se nos presenta para forjar una argentina pujante, moderna y justa. Estas líneas sólo pretenden aportar constructivamente a que el diálogo que muchos argentinos esperamos desde hace décadas finalmente se plasme para brindar un presente y un futuro digno para todos.

(*) Intendente de San Isidro.

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