Es domingo y te encuentro por acá, pasando malas noticias. Prefiero dejar de lado el marketing como fundamento teórico y literal. En tiempos de distanciamientos sociales, busco tender un puente y hacerte pensar en algo para saber si sentis lo mismo.
Buscando cosas que me hayan pasado en la semana encuentro algunas que quizá no sean muy relevantes pero me hicieron sentir bien. Se trata de cuestiones mínimas, pero sobre todo de personas que tienen una capacidad especial para irradiar alegría. No me refiero a sonrisas impostadas o saludos convenientes sino a un capital que tienen unos pocos.
Si prestás atención los vas a encontrar. Están en todos lados pero sobre todo en el centro, la cola del banco o en el super. Su virtud es la veracidad expresiva. Les surge algo de adentro, es real y no lo pueden controlar. Para ellos es inevitable sonreir aunque no muestren los dientes.
Anómimos de la ciudad que te cambian el día con un saludo exagerado. Gestos que te sacuden quitándote la vista del celular y devolviéndote a la realidad. Personas simples que siempre están bien, aún cuando no lo están. De ellos hay que aprender.
Mucho se habla de la comunicación no verbal y claramente tenemos que considerarla. También veo a quienes logran mejorarla pero se les nota el autocontrol de tutoriales de internet. Es en este punto que considero vital recuperar una herramienta propia del marketing, el trabajo sobre el producto con todos sus atributos.
Vos, él y yo. Todos somos un reflejo, y como tal, no puede ser forzado sino consecuencia de mejorar nuestros pensamientos. Si, en este momento difícil también. Fortaleza, solidaridad, voluntad y alegría. Algunos tips para el dorso de nuestra etiqueta. Hablar de humanidad, de personas y de contactos reales. Eso quería hoy y me doy el gusto de compartirlo con ustedes. A fin de cuentas, esta formula marketinera también los ayudará en la vida. Conectar para vincular y acercar. De eso se trata. Ser, seres…humanos.
MARKETING APLICADO
Homo-emocional
La empatía como atributo.
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