Después de dos meses de aislamiento social no vale reiterar demasiado lo que ha afectado esta situación en términos generales. Voy a abocarme a lo que significa para los municipios, y especialmente para los del interior bonaerense, aunque su condición se repite a lo largo y ancho del país. La recaudación genuina cayó alrededor del 55% en tasas relacionadas a los servicios urbanos y del comercio e industria, y un 15% promedio en la tasa por servicio vial. Los fondos provenientes de coparticipación en un 40% aproximadamente, y aunque todos los municipios han sido asistidos por fondos de Nación y Provincia para cubrir salarios, es una preocupación que no desaparece. Por contrario, se proyectan meses de caída de la actividad económica y con ello la posibilidad cierta de déficits presupuestarios si no se toman medidas preventivas de fuerte austeridad, reducción y mejoramiento del gasto público.
Los intendentes han estado centrados en la atención del sistema de salud, en controlar el aislamiento social o volver con los mayores cuidados a la actividad económica, en atender la demanda alimentaria y en cómo gestionar fondos para cubrir la caída de ingresos.
El Covid-19 es un quiebre que puede impulsar a los municipios a actualizar sus gestiones, modernizarse y poner en valor al ciudadano.
¿Basta en un momento donde la pandemia los pone a prueba, retraerse en sus acciones?, ¿se puede seguir esperando al día después de?, ¿o ese día ya llegó y la espera solo retrasaría la elaboración de nuevas respuestas? Creo que no hay tiempo que perder. Es una oportunidad que da la posibilidad de pegar un salto, dejar atrás el modelo tradicional de municipio y dar comienzo al cambio de su estructura. Hay que rediseñar la organización (mirar el organigrama y cursograma e incorporar el sentido de productividad), redefinir los objetivos (generales, por área, de corto, mediano y largo plazo), repensar las políticas públicas (observar las nuevas demandas internas y externas), revisar los programas de acción y adecuar el presupuesto municipal. La presión económica y fiscal hace que de manera continua se vaya readecuando el presupuesto, pero proyectando posibles alternativas del comportamiento de ingresos y egresos al cierre del ejercicio, es oportuno redeterminarlo al 31 de diciembre de 2020 y además pensar el presupuesto 2021 ideando responsablemente los programas y tomar esta coyuntura para idear un presupuesto base 0.
Hoy, la mayoría de los municipios planifican casi exclusivamente con el presupuesto. No existe un proceso integral de planificación y se suele carecer de seguimiento, medición y control.
Vivimos en una sociedad globalizada, que aunque la actualidad retraiga esta condición no desaparecerá. Una sociedad que exige inmediatez, con mucha diversidad y que aspira al placer, condiciones que obligan al Estado Municipal a no mirar para otro lado y a cambiar su forma de gestionar.
¿Se puede dar respuesta a las exigencias de esta era que pone en primer orden a la persona con el esquema burocrático impuesto en el Estado? Como hoy se la ejerce seguramente no. La burocracia se asemeja al trabajo en serie generado hace un siglo atrás, donde lo importante son los procesos. No ha tenido suficiente mirada sobre la atención al contribuyente, y menos al ciudadano. Hoy la persona vale y los municipios deben reaccionar frente a este paradigma.
Ante tanta incertidumbre y complejidad, un líder municipal tiene que estar en un proceso de aprendizaje constante, tener capacidad para afrontar cambios, darle importancia a lo interno y a lo externo que es para lo que gestiona, trabajar de manera colaborativa -esto ya no tiene vuelta atrás, la relación público privado hoy es una de las llaves más relevantes para afrontar los nuevos tiempos-, ser constante y tener determinación. La sociedad espera decisiones, pueden ser equivocadas a veces, pero lo peor es no decidir. Se tiene que comunicar con claridad, y corregir rápidamente. La realidad lo demanda.
Dar una mirada integral a las políticas públicas implica pensar distinto, aceptar las diferentes posiciones, escuchar y acordar. Puntos que tienen una vinculación directa con la innovación. He escuchado que los municipios frente a la crisis deben volver a ser esencialmente ABL, pues no solo no creo que se puedan resignar a eso, sino que considero que es una oportunidad para ir por más.
Si se quedan funcionando con compartimentos estancos, haciendo asistencialismo, viendo a la salud, el trabajo, la educación y la vivienda como temas cerrados sin echar manos a herramientas que exige el presente, nada cambiará y se corre el riesgo de retroceder.
Es indispensable desarrollar el abordaje interdisciplinario, el internivel, la relación con el sector privado y con la academia, y una interrelación regional. También construir ciudadanía, cuya participación es necesaria para los mejores logros y que sean compartidos. Hoy la sociedad está ávida y a disposición del Estado para darle información de mucho valor, y obvio que esto no debe significar ni el seguimiento ni romper la privacidad de las personas, pero sí tener información para tomar decisiones que beneficien a la sociedad.
El rediseño de la gestión debe ser estratégico. Necesita de todos para contar con buenos datos y lograr un acertado diagnóstico, poder determinar claramente los objetivos, aplicar procesos para su plan de acción y obtener resultados más satisfactorios. Ante todo lo expresado es relevante que reconozca la cultura de su organización y le preste de manera continua atención para evitar que destruya la estrategia.
(*) Exintendente de Rivadavia. Diputado Nacional (MC).
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