En una nota radial que me realizaron a principios del año pasado, anticipé que el mundo laboral debía prepararse para enfrentar una reducción significativa en la cantidad de puestos de trabajo producto del impacto tecnológico que provocaría la computarización.
Cuando daba las razones que justificaban ese pronóstico, enumeré una lista de redes sociales y aplicaciones que, aun teniendo pocos años de existencia, forman parte de nuestra vida cotidiana. Hace tan solo 20 años muy pocas eran las personas que podían imaginar el protagonismo que tendrían estos desarrollos informáticos (y la dependencia que generarían).
Para situarnos es necesario repasar la trayectoria de las más utilizadas, como es el caso del emblemático Facebook, que días pasados cumplió 16 años desde su lanzamiento, y que desde hace un tiempo lidera el ranking de las redes sociales más empleadas con más de 2400 millones de usuarios en todo el mundo.
Muy cerca se encuentra YouTube que con tan solo 15 años de presencia en Internet es utilizada por 2000 millones de personas. Idéntico número es el de usuarios de WhatsApp, la red que hace 8 años intensificó su uso con la aparición de los teléfonos inteligentes, logrando que los mensajes de texto pierdan el valor y la importancia que tenían hasta ese momento.
Por supuesto que podríamos seguir enumerando redes sociales y aplicaciones, todas con más de 200 millones de usuarios y con pocos años de existencia. Pero en aquel momento omití mencionar las aplicaciones que permiten realizar conferencias remotas y que, como consecuencia de las circunstancias mundiales que estamos atravesando, se transformaron en las “estrellas” del momento.
Estas aplicaciones tienen la virtud de condensar la comunicación que necesitamos para continuar con nuestra rutina y la cercanía virtual que percibimos cuando podemos ver en tiempo real a las personas con quienes dialogamos.
La aplicación Zoom se ha hecho tan popular que todos damos por hecho que la necesitaremos para avanzar con nuestras actividades durante este período de aislamiento. Tal es su éxito que el incremento masivo de usuarios no tiene antecedentes en la historia de Internet.
La creación del emprendedor chino Eric Yuan pasó de poseer alrededor de 10 millones de usuarios activos en diciembre de 2019 a superar ampliamente los 200 millones para fines de marzo. Para que puedan dimensionar lo que significa, tengamos en cuenta que Instagram precisó aproximadamente tres años en alcanzar ese número de seguidores.
Si bien es cierto que la aplicación Zoom es muy cuestionada por sus flaquezas en relación a la privacidad y seguridad de datos compartidos durante las conferencias, la empresa del perseverante Eric Yuan tomó cartas en el asunto y prometió que en 90 días solucionará los problemas detectados.
Este último ejemplo lo menciono para poner en evidencia dos cuestiones: nuestra increíble capacidad de adaptación y los cambios que sufrirán los tradicionales formatos laborales.
No podemos dejar de sorprendernos con la manera en que logramos pasar de una agenda repleta de encuentros presenciales a un sinfín de reuniones en la comodidad de nuestro hogar. De un día para el otro, nos animamos a sumarnos a una aplicación que, sin pensarlo, está contrarrestando las problemáticas de salud, contaminación y transporte que traen aparejados los continuos traslados de un lugar a otro.
Quizás haya llegado el momento de proponer más y mejores herramientas informáticas para que los adultos mayores logren franquear la barrera del temor tecnológico. La era de la “hiperconexión” posibilita cumplir con compromisos de pago sin necesidad de exponerlos durante horas en la puerta de un banco para lograr tangibilizar sus haberes.
Esta situación nos obliga a repensar nuestra necesidad de salir de la cultura de lo tangible para entrar en el mundo de lo intangible. Hoy nos dimos cuenta que podemos estar simultáneamente en distintos espacios físicos, interactuando con un sinnúmero de personas, y lo que mencionábamos en nuestras charlas sobre “Los empleos del futuro y el futuro del empleo” en el marco de actividades de concientización del ex Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación provincial comienza a dejar de ser una preocupación a futuro para transformarse en una desafío del presente.
Inevitablemente, muchas actividades laborales se reconvertirán y adaptarán su forma de interactuar con las personas porque quedó demostrado que el mundo está preparado para hacerlo. Está en nuestras manos la posibilidad de sumarnos a esta realidad, proponiendo alternativas, adaptando legislaciones y flexibilizando los permisos para que todos podamos ganar en este “mundo del futuro” que está a la vuelta de la esquina.
(*)Diseñador industrial – Exdirector de Promoción de la Tecnología e Innovación de la Provincia de Buenos Aires.
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