El 12 de diciembre de 2019 las autoridades de Wuhan, República Popular China, comienzan a investigar un grupo de pacientes con un cuadro de neumonía viral y que tienen en su mayoría el antecedente de haber concurrido al mercado de mariscos de Huanan. El 31 de diciembre la Comisión de Salud de esa ciudad reconoce estar investigando los casos. Cinco días después la OMS emite su primer comunicado informando la situación y a partir de esa fecha comienza a producirse la diseminación de casos, inicialmente dentro de la misma región, extendiéndose progresivamente a países cercanos y luego a todos los países del mundo con distinto nivel de gravedad. La OMS declara la Pandemia el 11 de marzo de 2020.
Dada la situación epidemiológica local, el día 19 de marzo el Gobierno nacional declara la cuarentena en todo el país.
Al escribir esta nota, la situación mundial es de 1.790.000 casos documentados y 110.000 fallecidos. En Argentina hay 2142 enfermos y 90 fallecidos.
Esta nueva pandemia que se suma a la de influenza A H1N1 en 2009 y las amenazas previas de otros Coronavirus como el SARS y el MERS ponen en discusión todas la normas de cuidado de nuestra sociedad para evitar que este y otros eventuales virus respiratorios puedan diseminarse fácilmente.
De todas las medidas que se han planteado como prevención y que han demostrado ser realmente efectivas como el aislamiento social, evitar el hacinamiento, lavado frecuente de manos y cubrirse para toser, solo esta última es de fácil cumplimiento.
Fuera de períodos de cuarentena, ¿volveremos a los medios de transporte público repletos de gente respirando cada uno en la cara del otro?, ¿se modificarán las condiciones de trabajo donde muchas oficinas no respetan las más mínimas condiciones de distanciamiento?
Insistimos con el lavado de manos, pero ¿hay baños públicos disponibles provistos de suficiente jabón y toallas?
Otra norma que claramente es protectiva de la transmisión de estos virus es que las personas con enfermedad respiratoria, aunque leve, no concurran durante su enfermedad a sus trabajos. Pero si la persona falta pierde el presentismo o si trabaja en negro pierde su jornada, ¿están dadas las condiciones laborales para poder quedarse en casa?
En momentos como este es importante que no, perdamos de vista lo que sí está comprobado como medida protectiva y comencemos a pensar en soluciones a futuro que nos permitan protegernos mejor.
Medidas comprobadas de prevención:
- Lavarse frecuentemente las manos.
- Evitar tocarse la cara.
- Distanciamiento social. Evitar aglomeraciones.
- Consultar al médico en caso de "sentirse mal" especialmente en presencia de fiebre.
- No automedicarse: muchos de los medicamentos de venta libre pueden enmascarar síntomas y retrasar la consulta.
- Evitar ir a trabajar si se está enfermo.
- Airear los ambientes.
- Mantener los ambientes limpios.
Medidas no demostradas (no quiere decir que no sirvan):
- Usar tapabocas para transitar.
- Lavar los productos que uno compra en el supermercado.
- Lavar toda la ropa con la que se transitó durante el día.
- Sacarse los zapatos al entrar a la casa.
- Rociar la ropa con alcohol.
- Limpiar con productos especiales.
(*) Médico infectólogo (MN 69246).
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