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La situación del Bapro y el reperfilamiento de la deuda de la Provincia con esa entidad por casi 4.300 mil millones de pesos que vence en diciembre, empezó a generar ruido.
PANORAMA PROVINCIAL

Cristina, un equipo que no termina de definirse y la inquietud del peronismo

Axel Kicillof tiene despistada a buena parte de la dirigencia del Frente de Todos. Su hermetismo contrasta con lo que el peronismo tradicional está acostumbrado. E intendentes y dirigentes de peso en el territorio no dejan de mirar con asombro el férreo tabique que el gobernador electo colocó entre la definición de su equipo de gobierno y las aspiraciones de las distintas tribus del PJ.
Esa realidad genera interrogantes. “Mano a mano, nunca hemos podido hablar con él”, se quejan por lo bajo en algunas comunas del Conurbano, que aguardan que Kicillof empiece a mostrar algunas de sus cartas fuertes para conocer de primera mano hasta dónde parece dispuesto a abrir el juego a los socios de la futura alianza gobernante.
Quienes se jactan de conocer algunos de los movimientos del ex ministro de Economía sostienen que a Kicillof lo embargan dos preocupaciones. La primera, tiene que ver con la situación financiera de la Provincia. La segunda, que no estaría dando con el perfil del candidato que considera adecuado para hacerse cargo de un sillón que quema: el ministerio de Seguridad.
No sería ese enigma el único que rodea una definición más global del futuro equipo de gobierno. La lista de nombres que está en carpeta aún no habría pasado por el visado de Cristina Kirchner, la madrina política y principal impulsora de Kicillof.
La ex presidenta tiene previsto retornar por estas horas de Cuba de un nuevo viaje para visitar a su hija Florencia. Por eso se especula con que esta semana podrían aparecer señales un poco más concretas respecto del próximo gabinete bonaerense.

Unos pocos nombres
El mandatario electo piensa en un equipo con figuras de su propio riñón para los espacios más relevantes. Allí aparecen Carlos Bianco, Augusto Costa, Federico Thea y Agustina Vila como integrantes de un elenco ministerial. Abriría un espacio clave para el cristinismo duro: al área de Medios llegaría Hernán Reibel.
Los distintos sectores de intendentes cruzan miradas inquietas frente a esas virtuales confirmaciones. Empiezan, también, a moverse en consecuencia. Algunos de ellos, los más cercanos al cristinismo, se reunieron con la idea de ir empujando a algún candidato para el ministerio de Infraestructura. El nombre que suena es el del alcalde de Avellaneda, Jorge Ferraresi. Pero no pocos dirigentes le escucharon decir que no tendría intenciones de dejar su distrito. Menos, para estar a tiro de decreto de nadie.
“Si es así, no nos representa”, lanzó uno de los representantes de otro grupo de jefes comunales del Conurbano que se mueve en tándem en referencia a ese eventual desembarco, que estaría empujando para que llegue a Seguridad el actual intendente del Partido de la Costa y diputado electo, Juan Pablo De Jesús.
En la Legislatura observan aquellas definiciones con particular interés. Por la vieja teoría de las compensaciones, en el Frente de Todos creen que la futura conducción de la Cámara baja dependerá de los equilibrios que logre Kicillof en el armado de su gabinete. La Cámpora, por lo pronto, anota dos candidatos para el cargo: Facundo Tignanelli y Santiago Révora, el primero reporta a Máximo Kirchner y el segundo a Eduardo De Pedro.
Sergio Massa busca colar en esa negociación y le estaría apuntando a la vicepresidencia. Y otro grupo de intendentes ofrece alternativas: De Jesús, un representante del peronismo más tradicional, o Federico Otermín, que si bien responde a Martín Insaurralde tiene buena llegada al camporismo.
Acaso en la Legislatura se genere algún chispazo de otra índole: empezó a trascender la posibilidad de que el nuevo gobernador quiera pasar la tijera por los gastos políticos de ambas cámaras.

Números que no cierran
La cuestión financiera bonaerense surge como la principal preocupación de Kicillof. También, lo que ocurra en el Banco Provincia. La transición con el gobierno de María Eugenia Vidal pasa básicamente por esos dos carriles.
La situación del Bapro y el reperfilamiento de la deuda de la Provincia con esa entidad por casi 4.300 mil millones de pesos que vence en diciembre, empezó a generar ruido. Existirían dos dictámenes de gerencias desaconsejando la operatoria que promueve Vidal para canjear ese bono por otro que vence un año después. Tampoco habría disposición entre varios directores, incluso algunos en representación del oficialismo, para avanzar con esa autorización.
El directorio mandó una nota a la Gobernadora para que aclare si lo que pretende es una sugerencia o una imposición. Qué ocurrirá con esa deuda, es otro de los enigmas de la transición.

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