Arias y Mitre, calles que en su cruce céntrico dividen la ciudad, cambiando el nombre de las arterias a sus lados.
¿Qué irónica paradoja urbana volvió a enfrentarlos?
Parece que fue el azar, que al fallecer el gobernador en ejercicio y, en su homenaje, le cambiaran el nombre a la calle Junín por Arias.
Pero evacuado así su contenido por el azar, no lo eximió de la humillante ironía.
A juzgar por la cantidad de bronces sobre Mitre y ninguno en Arias, parecería estar resuelto el enigma de ¿quién es el “héroe” y quién el “villano”?
Después de varios triunfos militares, el coronel Arias es designado para reprimir al rebelde Mitre, que se oponía a la designación democrática de Avellaneda para suceder a Sarmiento.
Mitre consiguió reunir 9000 lanceros entre indios y algunos uruguayos.
Arias lo espera en la laguna La Verde, con 800 hombres artillados con fusiles “Remington”.
En la primera hora de combate mueren más de mil lanceros y Mitre huye a refugiarse a Junín, en la quinta de su amigo Narbondo (hoy Colegio Industrial), donde es alcanzado por Arias para que firme la capitulación.
El coronel Francisco Borges, a cargo del Fortín Federación de Junín, fue requerido por Mitre en su apoyo y así lo hizo.
Recibe carta de Sarmiento para que deponga su actitud y sería reconocida (original en manos de herederos) su actitud vacilante por ser visto como rebelde y traidor, que lo llevan en actitud suicida a enfrentar solo la muerte.
Borges lo imagina cabalgando en caballo blanco en su poema “A mi querido Junín donde no estuve nunca”.
Arias adquiere renombre como militar exitoso, pero al estallar el enfrentamiento entre la provincia de Buenos Aires y la Nación, en 1880, pide la baja del ejército para dedicarse a la política.
Altivo e intransigente rechaza el nombramiento de Brigadier General por considerarlo tardío.
Después de ser diputado es electo gobernador en 1910 donde en solo dos años incrementa las industrias, canaliza el Delta del Paraná, incrementa la red ferroviaria, crea Vialidad., etc. (gobierno progresista).
Nombra partidos provinciales a Alberti, Caseros y Rivadavia.
En su herencia destina fondos para construir en terrenos cedidos por los Vacarezza el hospital municipal de típico estilo francés, en contraste a la arquitectura céntrica “art nouveau” de Salomone, que llevaría el nombre de su mujer “Nuestra Señora de La Merced”.
Vuelvo a preguntarme: ¿Quién es el “héroe” y quién el “villano” en esta historia?
Eduardo Sabus.
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