En muchas oportunidades escucho “ideas” que se ofrecen como puntapié inicial de nuevos negocios. Personas que en situaciones sociales inician una conversación referida a hacer “algo” extra para ganar más dinero. La búsqueda se focaliza en montar un emprendimiento paralelo a la actividad cotidiana. La ecuación es simple, esta “maquinita” de generar hará que a futuro estemos más tranquilos y no tengamos que trabajar tanto. Fenómeno, mientras voy al trabajo o duermo la siesta este satélite estará generando ganancias por mí.
Hasta este punto, se trata de un comportamiento saludable y potencialmente exitoso. El tema es cuando la mesa se extiende y las ideas surgen del análisis de las variables “duras” y estereotipadas de los negocios. Por lo general no se habla de comportamientos, deseos, actitudes, formas de pensar, temores y/o expectativas de los juninenses sino por el contrario de un producto o servicio: un bar, un local de comida rápida al paso o una tienda de ropa. Cualquiera sea el tipo de negocio, siempre se considera un rubro que se “tira” a la mesa como “clonación” de otro que funciona o porque se piensa que el local disponible puede funcionar en tal o cual rubro. La ansiedad e incertidumbre lleva a encontrar la propuesta rápidamente y se encienden los motores.
Desde esta concepción de los negocios, surgen emprendimientos clonados, sin diferenciación estética, experiencia de servicio o propuesta de producto. En tal sentido, las variables para la elección de uno u otro quedará en manos del precio como patología que conduce a la desvalorización.
Entiendo que lo más saludable para iniciar una charla emprendedora es comenzar por describir situaciones. Alejarse de las variables duras, dejar la contabilidad para el final y tratar de pensar en los consumidores. Disminuir el nivel de análisis a la mínima expresión posible y observarlo todo. Cómo se comporta tu mujer, tu hijo o qué hacen tus amigos cada vez que asisten a un lugar en busca de un producto o servicio.
Se trata de liberar la mente a las ideas asociadas sin condicionamientos y entender que nadie vende sólo una pizza, cerveza o helado sino que promueve una experiencia de consumo que claramente se apoya en la calidad del producto pero también en la experiencia como vínculo permanente y variable de fidelidad.
¿Qué está pensando la gente? ¿Qué quiere? ¿Qué motivaciones expresan tus amigos en la peña del jueves? ¿Cuáles son las cosas que saturan a las amigas de tu mujer? Las oportunidades están por todos lados, sólo hay que saber escucharlas ya que las ideas sueltas son sólo eso y la verdadera creatividad está en la implementación, seguimiento y corrección.

MARKETING APLICADO
Foco en la idea
El conflicto del punto de partida.
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