Entre los principales economistas del mercado hay un profundo debate sobre si habrá o no otro riesgo de default de la Argentina cuando llegue la hora de afrontar los fuertes vencimiento de deuda hacia fines del 2021.
La lotería de pronósticos también incluye discusiones sobre si la próxima crisis cambiaria llegará antes o después de las elecciones, dependiendo de lo que marquen los votos en las urnas.
El Gobierno contiene al dólar con tasas elevadas, una política monetaria contractiva y las divisas del FMI para hacerle frente a una eventual corrida.
Ahora acaba de pedirle al Fondo que le permita aumentar sus operaciones de dólar futuro para tener una herramienta más a favor de esa contención.
Históricamente, en la Argentina, ante cada etapa electoral, "por las dudas" se asiste a una dolarización preventiva de las carteras de inversiones.
Desde hace tiempo se observa que de los más grandes inversores hasta los más chicos, están previendo esa situación y tratan de cubrirse porque consideran que el dólar está barato.
El último informe del Banco Central de mayo registró que la demanda neta de moneda extranjera por parte del público en general totalizó 1.425 millones de dólares, monto similar al mes anterior e igual mes del 2018, mientras que los grandes inversores realizaron compras por 1.732 millones de dólares, por lo que la dolarización de carteras es fuerte.
Con la inflación en el rango del 2,5% mensual de aquí hasta fin de año, se acelera la caída del tipo de cambio real. En el escenario actual, cuando el dólar baja porque la tasa sube, los precios dejan de subir gran ritmo, pero igual lo siguen haciendo, aunque con menos intensidad.
La estrategia electoral oficial entonces pasa por frenar el dólar para disminuir la expectativa inflacionaria y, para lograr una paz cambiaria, que lo ayude en las urnas.
Eso provoca la "bicicleta financiera" de un dólar planchado y tasas elevadas, y el resultado, ya se vio en nuestro pasado financiero e incluso en este gobierno, es que sobreviene una devaluación con efecto paralizante sobre la economía real.
El inversor pequeño sólo espera sentado sobre sus dólares para revalorizar sus ahorros, pero los grandes inversores están definiendo cuándo será el momento de dejar el peso y volcarse al dólar, o sea "crisis financiera".
Los capitales especulativos en estos momentos apuntan a las altas tasas de interés para luego volver al dólar, consiguiendo con esos intereses al mismo tiempo una atractiva ganancia en moneda dura, dejando arrasada a la economía real.
La mayoría silenciosa mira desde afuera y sin posibilidades de participar en la ´fiesta financiera´.
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