Tras el cierre de listas, se levanta el telón para la madre de todas las batallas
Las cartas están echadas. Se acabó el misterio de las candidaturas, al menos en los cargos principales de la Provincia -gobernador y legisladores- para los que las Primarias de agosto serán un mero trámite. Se descorre el telón para que se asome la campaña y ahora sí arranca la etapa fuerte de la carrera electoral.
El territorio bonaerense volverá a ser, una vez más, la madre de todas las batallas. No solo porque la principal provincia del país representa nada menos que el 38% del padrón nacional, sino también porque en su amplia y diversa geografía se jugarán dos partidas al mismo tiempo, una enlazada con la otra: la Gobernación y la Presidencia.
La línea de largada encuentra a oficialismo y oposición en distintos lugares de la grilla. El Frente con Todos -el acuerdo amplio del PJ, el kirchnerismo y el Frente Renovador- parece picar en punta. La mayoría de las encuestas que se conocen dan cuenta de que si hay un lugar donde su fortaleza es notoria, ese es Buenos Aires.
Cristina Kirchner exhibe, en especial en el Conurbano, su robustez electoral. El área más densamente poblada de la Provincia contiene el 70% de los votantes. Y ese anclaje pone en aprietos al oficialismo: la ex presidenta, como ladera de Alberto Fernández, traslada esa aceptación casi sin fisuras a su candidato bonaerense Axel Kicillof.
El ex ministro de Economía es depositario de ese favor inestimable. Pero algunas encuestas conocidas en los últimos días empiezan a dar cuenta de otra realidad: midiéndolo mano a mano con María Eugenia Vidal, se muestra competitivo. Ese es otro dato que inquieta al oficialismo.
Cambiemos, bautizado Juntos por el Cambio para esta cita electoral, arranca la carrera en desventaja. La fórmula encabezada por Mauricio Macri estaría casi 10 puntos por debajo del PJ kirchnerista en la Provincia. Ese dato es crucial porque de mantenerse ese escenario, el Presidente debería obtener ventajas significativas en Capital, Córdoba, Mendoza y Santa Fe para compensar el hipotético escenario de derrape bonaerense.
Vidal es la otra depositaria de esa mala nueva. La Gobernadora debe lidiar con un candidato competitivo en la vereda de enfrente y un aspirante a presidente propio que la tira hacia abajo. A ese combo contrapone su alta ponderación pública. El interrogante es si le alcanzará para sobreponerse a un escenario que le asoma complicado.
En el Ejecutivo bonaerense dicen que la Gobernadora está ansiosa por salir a la cancha. “El lunes arranca con todo”, anticipan en su entorno. Parte de la estrategia electoral de Vidal se descubre en la integración de la lista de diputados nacionales por la Provincia. No parece casual que la mandataria haya impulsado para los dos primeros lugares a su ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, y a María Luján Rey, la madre de una de las víctimas de la tragedia ferroviaria de Once.
En el gobierno provincial creen que esas dos figuras representan la antítesis del kirchnerismo. Una, Ritondo, la lucha contra la inseguridad y las mafias. La otra, Luján Rey, un emblema de la pelea contra la corrupción que le achacan a la administración K. Nunca más clara la estrategia oficial de polarización.
El cierre de listas de Vidal para la Legislatura impone otra lectura. La primera, que la apertura hacia sectores del peronismo duró lo que un suspiro. Miguel Ángel Pichetto apenas pudo imponer como tercera senadora a Claudia Rucci. La Gobernadora, además, se encargó de barrer cualquier vestigio en las listas que tuviera aroma a Emilio Monzó. Hubo, además, una decisión de reconcentrarse en los propios y de ceder espacios a los intendentes del PRO.
El lavagnismo dejó en su cierre varios heridos. El más notorio es Margarita Stolbizer, que fue bajada de la cabeza de la lista de diputados nacionales para cederle paso a Graciela Camaño. Cerca de la líder del GEN se está produciendo una estampida. Varios dirigentes del interior se están retirando de las listas de Consenso Federal enojados, dicen, por el “destrato” que estarían sufriendo. Vidal mira con atención esos movimientos, tanto como la performance que pudiera cumplir Eduardo Bucca, el candidato a gobernador de Roberto Lavagna. Cree que de ahí pueden, en octubre, surgir los votos que no logre obtener en las Primarias.