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ENFOQUE

Señales de aliento y señales de alerta

Hace pocos días regresamos de una Sial China "histórica" para la carne vacuna  argentina. 
Las 25 empresas que participaron en el Pabellón Argentine Beef coincidieron en que se trató de la mejor feria en la que habían participado, por demanda y por precios. 
Es cierto que se alinearon los planetas: la peste porcina que sufre China, la guerra comercial con Estados Unidos y la creciente instalación de la marca carne argentina por las campañas del IPCVA, impulsaron violentamente las compras, con precios que subían hora tras hora. 
Fueron tres días de locura comercial como pocas veces hemos visto en un evento de esta naturaleza, reforzados por las acciones de publicidad, marketing y capacitación de chefs que realizamos desde el Instituto con un gran esfuerzo físico –por los extensos viajes- y económico, permitiendo que los exportadores ya comiencen a pensar en vender productos con valor agregado, destinados a restaurantes y hoteles de lujo, segmento que actualmente  monopoliza la carne australiana.
Después del fervor de la Sial China, participamos por primera vez en la historia del Instituto, en la National Restaurant Association Show de Chicago, dando el puntapié inicial después de la esperada reapertura del mercado de Estados Unidos por la que tanto trabajó también el Instituto. 

Sin crédito a tasas razonables, sin incentivos productivos, sin planes de promoción ganadera no podremos avanzar.

Allí, nueve empresas comenzaron a sondear un mercado que será estratégico, especialmente para el segmento de alto valor, más allá de la venta de carne para industria que deberá competir con los valores chinos.
Tanto en China, que sigue sin tener techo, como en Estados Unidos, la demanda de nuestra carne está garantizada. Esas son las señales de aliento.
No obstante, hablando con los industriales y conociendo en profundidad la producción, el crecimiento de las exportaciones presenta algunas "alertas", tanto para los frigoríficos como para los ganaderos. 
Es que la capacidad instalada de la industria exportadora está al tope y se necesitan inversiones muy importantes para crecer, especialmente en generación de frío y congelado.  Algo similar ocurre con la producción, con un stock estancado por las necesidades de financiación de los productores, que no pueden retener aunque quieran porque necesitan liquidez para pagar las cuentas. 
Es una paradoja del capitalismo que solamente puede resolverse con políticas públicas activas. Crece la demanda pero se estanca la oferta
Sin crédito a tasas razonables, sin incentivos productivos, sin planes de promoción ganadera no podremos avanzar. Y como decimos siempre, no se trata de generar un Estado bobo que se meta en el negocio ni intervenga la oferta y la demanda para beneficio de unos pocos amigos, ni de un Estado ausente que no equilibre las asimetrías que se generan en el sistema. 
Necesitamos, hoy más que nunca, un Estado inteligente y activo que, además, en el mediano plazo se va a beneficiar con el crecimiento de una de las actividades productivas más federales, democráticas e inclusivas del país. Una de las pocas que le trajo buenas noticias a la Argentina en los últimos años.


(*) Presidente del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA).  
 

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