Mauricio Macri insiste en ratificar su candidatura, pese al rechazo que genera su figura y que se refleja en las distintas encuestas.
PANORAMA NACIONAL

Los veinte días que definirán el futuro político de Macri y de Cambiemos

El Presidente se jugará su proyecto reeleccionista en las próximas semanas, mientras se decide el rol de la UCR y la alternativa de Frigerio.

El presidente Mauricio Macri presenció ayer el último Tedeum -por la celebración patria del 25 de Mayo- de su mandato constitucional de cuatro años. Nadie se atrevería a aseverar que volverá a sentarse en la primera fila de la Catedral metropolitana en 2020. La reelección se le presenta cuesta arriba por el enojo de la sociedad frente a las penurias económicas. Los desencantados pululan dentro de Cambiemos, como se demostrará mañana la Convención Nacional de la UCR.
Justamente dentro de la interna oficialista habrá, en los próximos 20 días, una elección antes de la elección. Para llegar a presentarse a las PASO de agosto y luego a las generales de octubre, Macri deberá pasar antes por ese filtro político. Entre mañana y el 12 de junio, cuando vencerá el plazo de inscripción de las alianzas electorales, se cocinará la oferta sobre la que elegirán los votantes. El Presidente resiste por ahora en su intención de encabezar la boleta oficialista, pero aún hay dudas.
A modo de defensa, en la Casa Rosada desempolvaron el recuerdo de que hace cuatro años, en mayo de 2015, Macri no alcanzaba siquiera el 20 por ciento de intención de voto y estaba tercero lejos detrás de Daniel Scioli y Sergio Massa. “Ahora estamos mejor”, repiten como un mantra Marcos Peña y Jaime Durán Barba. También aseguran que el kirchnerismo no tiene más apoyo que el que tenía entonces. Esa misma idea la transmiten desde el entorno de María Eugenia Vidal.
De hecho, dos funcionarios de la Gobernadora trazaron ese panorama político y electoral ante representantes de un fondo de inversión norteamericano, la semana que pasó. En ese ámbito en el cual el razonamiento no va más allá de los intereses de los bonos y el pago de la deuda externa, contribuyó a la calma de los últimos días el anuncio de que Cristina Kirchner no competirá por la Presidencia. 
Paradójicamente, los nervios los aporta el Gobierno con su arriesgada estrategia.
Entre los radicales que mañana asistirán a la Convención de Parque Norte circula una frase que atribuyen a Marcos Peña –“polarización o muerte”- que da cuenta de que la postura del Gobierno va al límite de sus posibilidades, sobre todo en un momento en el que el rechazo a la figura presidencial que reflejan las encuestas excede a los votantes kirchneristas. Así como alguna vez se congregó el anti-kirchnerismo, ahora empieza a tomar forma y volumen el anti-macrismo.

Puente con el PJ no K
Por eso mismo, sectores del PRO y la UCR son partidarios de ampliar Cambiemos con dirigentes de otros espacios políticos. No pasaron inadvertidos los encuentros y las fotografías correspondientes del presidente Macri con los peronistas Juan Schiaretti, Juan Manuel Urtubey y Miguel Pichetto, pese a que los tres ratificaron Alternativa Federal. En esa línea, volvió a tomar aire político el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, incluso como un posible candidato a vicepresidente.
La carta de Frigerio podría ser jugada por el macrismo como una reacción en espejo a la designación de Alberto Fernández como candidato presidencial por el Frente Patriótico –la alianza que reúne a la Unidad Ciudadana kirchnerista y al PJ entre otras fuerzas-, en la comprensión de que Cristina busca tender puentes con el peronismo moderado, desplazándose hacia el centro del arco político. El ministro del Interior cumpliría el mismo objetivo, pero tributando para Macri.
Los radicales que intentarán mañana ratificar la pertenencia a Cambiemos, ya no estarían tan convencidos en reclamar la Vicepresidencia, sino la reorganización de la alianza gubernamental de modo tal que el próximo jefe de Gabinete sea producto de un acuerdo de los partidos que la integran y las que se pueden llegar a sumar. Así piensa el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, en sintonía con lo que se proyectó en la Constitución de 1994 para ese cargo clave del Gobierno.
Ese será uno de los aspectos que negociaría con Macri –y también con otros precandidatos como Roberto Lavagna- la comisión política que será designada por la Convención radical y que tendrá a Cornejo entre sus integrantes. La situación de la UCR es por demás compleja: además del fuerte debate interno por el rumbo a seguir, está perdiendo votantes en bastiones históricos como la ciudad de Córdoba, Santa Rosa la capital pampeana y en Santa Fe, donde se juega la intendencia.
Tampoco le resultará fácil retener las gobernaciones de Mendoza y Jujuy, pese a que Cornejo y Gerardo Morales desdoblaron las elecciones para no verse arrastrados por la boleta presidencial. Ni una eventual candidatura de Martín Lousteau sería, a esta altura, una garantía de defensa para el radicalismo frente a una posible oleada peronista. La movida de Cristina, al ungir a Alberto Fernández, también limitó las opciones que se le presentaban a la UCR sólo una semana atrás.

Lavagna y la Tercera Vía
Pero los que más sintieron la presión fueron los dirigentes que tratan, contra dificultades de toda índole, de armar la “tercera vía” para superar la grieta entre macristas y kirchneristas. A tal punto, que Roberto Lavagna tuvo un fuerte cortocircuito con Schiaretti y luego fue en idas y vueltas en su relación con Alternativa Federal. Al ex ministro de Economía no le gustó nada que el cordobés invitara al espacio a Daniel Scioli. Tampoco le agrada que Massa coquetee con el kirchnerismo.
Lavagna sabe que el diálogo entre Massa y Alberto Fernández está abierto. En el Frente Renovador tomaron como un gesto positivo la decisión de Cristina de correrse de la carrera por la Presidencia, en pos de armar una coalición amplia que saque a Macri de la Casa Rosada. No lo tomó de la misma manera Marcelo Tinelli, quien está enfrentado con Alberto desde que se convirtió en el abogado de Cristóbal López, el empresario K con el que se encuentra en pleno litigio judicial.
Con impronta nestorista, Alberto debutó como candidato en Santa Cruz y ayer desembarcó en el Conurbano con un acto en Merlo junto a Cristina y Máximo Kirchner. El diputado aparece en todos los encuentros del PJ bonaerense, en calidad de delegado de su madre, que pasa más tiempo ocupada en defenderse de graves acusaciones de corrupción. De hecho, tuvo que sentarse por primera vez en el banquillo de los acusados.
El juicio oral en la causa Vialidad, en el que se intentan probar vínculos espurios con el contratista de obra pública Lázaro Báez, comenzó con un marco que inquieta a los abogados defensores de la ex presidenta y también de Julio de Vido. El titular de TOF2 no dio margen para que hicieran ningún planteo de nulidad, lo que fue calificado de “excelente” por el fiscal Diego Luciani. El proceso será largo y concluirá el año que viene, pero no depararía buenas noticias para Cristina.
La ex presidenta se queja amargamente todos los días por las malas noticias que le llegan desde Comodoro Py. En especial, las que produce el juez Claudio Bonadío, quien en su regreso a la actividad tras una compleja operación envió a juicio oral otra causa contra Cristina. En ese contexto negativo, resulta un bálsamo para la senadora que el fiscal Carlos Stornelli siga en aprietos por negarse a comparecer ante el juez federal de Dolores Alejo Ramos Padilla.
Las refriegas entre kirchneristas y macristas se proyectan al ámbito electoral. El PJ denunció que no figuran en el padrón provisorio unos 400.000 jóvenes de entre 16 y 18 años que votarán por primera vez. El Gobierno negó una maniobra, pero buscará el concurso de los venezolanos radicados en la Argentina para sumar caudal electoral o para convocarlos como fiscales. Nadie parece dispuesto a regalar un solo voto, pese a que ni siquiera se confirmaron las candidaturas.