Quizá por acto reflejo frente a lo que se percibe en redes sociales o tan solo por la iniciativa de actualizar su imagen, muchos locales de nuestra ciudad ponen atención en la calidad gráfica de su comunicación. Más allá de buenas o malas aplicaciones, hoy quiero repasar un caso que además lo hizo a partir de un eje que le otorga un posicionamiento diferencial.
Carteles, avisos gráficos, folletos, campañas en redes, radio y otros medios se inundan de frases en pos de vender. Nosotros, como usuarios tenemos poco tiempo y dejamos pasar gran parte de esa catarata incontenible de información. El error está en pretender decirlo todo, en no dejar espacio a la construcción de un pilar que juegue de pivote apalancando todo el negocio.
Seguramente si pensamos en un kiosco con aires de despensa podemos mencionar más de doscientos productos para “vender”. En este sentido, nuestro ejemplo de hoy podría instalar tantas palabras como metros tenga su cartel, ensayemos: gaseosas, cerveza, cigarrillos, sándwiches, snacks, galletitas, limpieza y otros que nadie podrá retener al pasar.
Uno de los desafíos que tenemos los publicistas es orientar a nuestros clientes hacia un atributo fundamental que funcione como eje de toda la comunicación y, solo o asesorado, “Carlito” lo logró. Un ejemplo simpático, una esquina que levantó su bandera más simbólica. Se trata de un simple pebete de jamón y queso con mucha miga, rebosante de mayonesa (servida en botella de gaseosa de fino pico vertedor) y un toque de microondas. ¡Tremendo!
¿Quién no conoce el “Carlito” juninense? Un clásico de pueblo en medio de la gran ciudad, esos secretos que generan empatía y si bien no contienen “toda” la información generan relevancia, visibilidad y por sobre todas las cosas identidad. Se trata de encontrar esa clave, de saber desde donde comunicar antes de completar metros, páginas o píxeles. No seas “Carlitos”, hacé como “Carlito”.
MARKETING APLICADO
Carlito, pebete juninense
Un ejemplo de posicionamiento diferencial
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