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Cambiemos, frente a la crisis y las críticas por la situación económica, hace eje en la figura que más mide dentro de su espacio, que es la gobernadora María Eugenia Vidal.
PANORAMA PROVINCIAL

La reaparición de Cristina comienza a ordenar el escenario del peronismo

Cristina Kirchner parece encaminada a ser candidata. Ese deseo que acunan fervorosamente sus seguidores tuvo algunas señales concretas en su reaparición pública en la Feria del Libro donde más que hablarle a los convencidos, la ex presidenta transformó el acto en una suerte de plataforma de lanzamiento rodeada de buenos modales y mensajes conciliadores.
La “Cristina buena”, como diversos analistas definen a la estrategia electoral de evitar ese tono confrontativo habitual en la liturgia K, emergió fuerte. Hasta se asoció un discurso breve, distante de las largas cadenas nacionales que fueron marca registra de la “otra” Cristina: la que ejerció por ocho años el poder en el país.
Esos modales escénicos y discursivos que apuntaron a tender puentes con sectores del peronismo federal e independientes, abrieron paso a una nueva etapa que parece empezar a consolidarse en el PJ bonaerense donde ya casi no existen dudas de que Cristina será candidata presidencial. 
También empiezan a ceder los interrogantes alrededor de quién será el contrincante de María Eugenia Vidal. Muy a pesar de los intendentes, los planetas del variopinto universo K parecen alineados en favor de Axel Kicillof. Algunos alcaldes que soñaban con imponer un nombre propio al tope de la fórmula para la Gobernación, lo comenzaron a admitir en voz baja. Una vez más la figura preponderante de Cristina surge como el obstáculo central para que el poder territorial peronista deposite un representante de ese linaje en la Gobernación.
Existen, sin embargo, resistencias subterráneas. Algunos dirigentes del Conurbano empujan a Martín Insaurralde para que mantenga vivas sus aspiraciones. El lomense sostendrá el esfuerzo y prepara para la última semana de mayo un encuentro sobre políticas públicas bonaerenses, aun cuando sus chances surgen escasas. 
La idea de no arriar las banderas busca condicionar negociaciones futuras. Los intendentes del Conurbano no quieren competencia en sus distritos; también, pretenden imponer nombres propios en las listas de legisladores provinciales. Toda esa negociación deberán encararla con Máximo Kirchner. Capitular ya frente a los deseos de Cristina de imponer a Kicillof, podría ser interpretada como una señal de debilidad de cara a ese toma y daca que cobrará vigor en las próximas semanas.
Suena Massa
Otro nombre que volvió a rondar el universo K es el de Sergio Massa. Las especulaciones en torno del futuro político del tigrense crecieron en las últimas horas en las que se empezó a hablar de cierto acercamiento con el kirchnerismo. Massa por ahora se mantiene bajo el paraguas de Alternativa Federal, pero en buena parte de su tropa se dice que el retorno al cristinismo podría estar más cerca de lo que se supone. Incluso en el massismo algunos ya bromean comparando ese posible cierre y el efecto blanqueador de la lavandina. “Sergio puede ser para Cristina lo que Stolbizer fue para Sergio en 2017”, decían risueños.
En el oficialismo, la calma del dólar y los pronósticos de una inflación en tenue baja contribuyeron a generar un mejor ambiente. También a acallar las voces que proponían a Vidal como candidata alternativa a Mauricio Macri.
Algunas encuestas que circularon en las últimas horas apuntalaron ese clima un poco más benigno: aquella distancia de hasta 9 puntos de Cristina sobre el Presidente se habría reducido a cerca de la mitad producto de las mejores noticias que aportó la economía.
Esa mejora potenció la arremetida oficial sobre el kirchnerismo. Una serie de inauguraciones en materia ferroviaria fue el escenario elegido por Cambiemos para hacer eje en el discurso contra la corrupción. No fue casual que en una de esas actividades que se desarrolló en La Plata Vidal y Macri estuvieran acompañados por familiares de las víctimas de la tragedia de Once.
Cambiemos transita una etapa previa a la campaña que hace eje en la Gobernadora, la figura política con mejor imagen. En la última semana compartió tribuna tres veces junto a Macri, con la premisa de empujar al Presidente en la Provincia donde consigue índices módicos de aceptación.
El oficialismo circula por ese camino casi en puntas de pie, aguardando que la economía al menos no aporte sobresaltos. Pero también observa los reacomodamientos en el peronismo K. Si Massa cerrara con Cristina buena parte del PJ bonaerense quedaría bajo ese paraguas. Y el escenario para Cambiemos se tornaría aún más complejo.

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