Roberto Lavagna avanza como el candidato de una tercera vía y preocupa al oficialismo que prefiere alimentar el juego de la grieta.
LA COLUMNA DE LA SEMANA

"Alica, alicate" (una década después)

Probablemente ninguna otra fuerza política pueda dar cuenta mejor que el kirchnerismo sobre el poder de fuego mediático que atesora el conductor televisivo Marcelo Tinelli en la Argentina.
   Una década ha transcurrido desde aquella determinante sexta edición de la sátira "Gran Cuñado" de Showmatch que terminó por catapultar al empresario Francisco de Narváez hacia una histórica victoria sobre el ex presidente Néstor Kirchner en la provincia de Buenos Aires en las elecciones legislativas de 2009.
En esa parodia del "reality show" Gran Hermano, el personaje de De Narváez, "Francisco", era encarnado por el humorista Roberto Peña, ganó incluso el certamen relegando al segundo puesto a "Néstor", representado por Freddy Villarreal.
El ciclo comenzó en mayo de 2009 y Tinelli se consolidó como uno de los personajes del mundo del espectáculo más influyentes de la Argentina, antes de que De Narváez -con el respaldo de Mauricio Macri- venciera a Kirchner con el 34,58 por ciento de los votos, encabezando la lista de Unión-PRO, contra el 32,11% del candidato del Frente Justicialista para la Victoria.
Aquel personaje de "Francisco" había adoptado una expresión que quedó para el recuerdo, "Alica, alicate", como su principal frase de campaña durante la sátira, parodiando la forma de declarar en público que había incorporado, producto del "coaching", De Narváez.
   Una década después, el kirchnerismo aún se lamenta por haber perdido por "dos puntitos", como había minimizado Néstor Kirchner tras la derrota, frente a un empresario que tenía "un plan", pero que terminó retirándose de la política al fallar en su ambición de convertirse en gobernador bonaerense.
En contraste, quien sin duda se mantiene vigente es Tinelli, cuyas opiniones y movimientos tanto dentro como fuera de la pantalla chica generan "ruido" mediático antes de cada elección en la Argentina y que ahora se muestra más activo que nunca incursionando en política.
   Se trata de una novedad que supone un riesgo para quienes abogan por conservar un "statu quo" (léase, polarización).

¿Candidato o "armador"?
En los albores de la campaña 2019, el carismático conductor televisivo lanzó dardos envenenados contra el Gobierno y el kirchnerismo, asegurando que son "las dos caras" de una misma moneda, al tiempo que alentó la conformación de una tercera alternativa electoral para competir este año.
En las últimas semanas, Tinelli mantuvo un promocionado encuentro con el economista Roberto Lavagna, a quien instaló definitivamente en la discusión proselitista después de que el ex funcionario se transformara en el personaje del verano con sus reuniones en Cariló y su antológica fotografía con el senador Miguel Pichetto luciendo sandalias con medias.
Luego, ya en estos días, el empresario televisivo le envió al propio Lavagna un claro mensaje subliminal al mantener contactos con el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, y mostrarse junto a Sergio Massa, apenas horas después de que el ex ministro de Economía asegurara que su proyecto político nada tiene que ver con el que integra el líder del Frente Renovador.
Ocurre que Lavagna no estaría dispuesto, en el caso de que finalmente se lance como postulante a la Presidencia, a competir en una interna preliminar a los comicios de octubre, mientras que Massa y demás referentes de Alternativa Federal sostienen la importancia de dirimir candidaturas en una primaria.
Es más, Massa y Tinelli coincidieron en una visita a un taller de oficios en San Fernando, donde el tigrense destacó la necesidad de avanzar hacia una "amplia PASO nacional", aunque con un único candidato a gobernador bonaerense en el ámbito del peronismo no kirchnerista. El ex legislador nacional se expresó en estos términos en momentos en los que se especula con la posibilidad de que Tinelli se embarque en esa carrera electoral en la Provincia.
De todos modos, el conductor de Showmatch no buscaría una candidatura -al menos este año- sino convertirse en un "armador" político dentro del espacio en el que conviven Massa, Pichetto y el mandatario salteño, Juan Manuel Urtubey, entre otros, en procura de robustecer esa tercera vía electoral.
En este sentido, Tinelli también viajó a Salta este viernes pasado para reunirse con Urtubey en el norte del país, en el marco de una agitada agenda política que incluyó, días atrás, un encuentro con el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, en la provincia mediterránea.

La variante Lousteau
No debería pasar inadvertido que Tinelli, después de que Lavagna saliera a tomar distancia de Massa, se mostrara sugestivamente con el líder del Frente Renovador en San Fernando y horas más tarde con Urtubey en Salta. Es decir, con dos dirigentes que vienen trabajando desde hace tiempo en la construcción de un frente opositor que logre resolver su candidato presidencial, eventualmente, en las próximas Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
De todos modos, llama la atención también que en las últimas semanas Massa haya dejado de cuestionar a viva voz a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, a diferencia de lo que sí ocurre con Urtubey o con Pichetto, por ejemplo. Mientras tanto, sectores del kirchnerismo continúan invitando al tigrense a sumarse al movimiento que integran (orgánicamente) por dentro del Partido Justicialista (PJ).
Tinelli, involucrado de cuerpo entero en la campaña, busca romper con esa polarización que alienta incluso el Gobierno, al que le conviene el "juego de la grieta", y que por estas horas analiza la posibilidad de incorporar a un dirigente radical como candidato a vicepresidente en la fórmula que encabezaría Macri en las próximas elecciones.
El radicalismo combativo, ése que no se siente parte del Gobierno y que cuestiona la gestión de Macri, presionó sin éxito en las últimas semanas para lograr que la Casa Rosada habilitara una PASO presidencial de la que, lógicamente, participara el jefe del Estado. El postulante "elegido" para competir en esa interna era Martín Lousteau, recientemente afiliado a la UCR.
El Gobierno resistió esa embestida y en las últimas horas dejó entrever que Lousteau, en lugar de rivalizar con Macri en una primaria de Cambiemos, podría convertirse en su compañero de fórmula en las elecciones de octubre: "No me parece un disparate. Tenemos muchas más coincidencias que disidencias con él", dijo el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.
El funcionario se expresó así luego de haberse reunido con los tres gobernadores de la Unión Cívica Radical (UCR) en funciones, Alfredo Cornejo (Mendoza), Gerardo Morales (Jujuy) y Gustavo Valdés (Corrientes), para charlar sobre coyuntura y estrategia electoral con vistas a los comicios.
Estos encuentros podrían repetirse "cada 15 ó 20 días" durante la campaña y se espera que también participen la mandataria bonaerense, María Eugenia Vidal; el jefe de Gabinete de la Nación, Marcos Peña; y el alcalde porteño, Horario Rodríguez Larreta.
Eso fue justamente lo que sucedió este jueves por la noche en una cena de la que tomaron parte aquí en Buenos Aires integrantes de la "mesa chica" de Cambiemos y gobernadores radicales, horas después de que Macri, durante una recorrida por Entre Ríos, dijera que Vidal tiene que ser candidata en la Provincia, buscando su reelección, por más que mida considerablemente mejor que el Presidente en las encuestas y se anime a soñar con algo más.
El candidato de Cambiemos para la primera magistratura es y seguirá siendo el líder del PRO. Al menos por ahora...