A finales de abril el otoño habrá consumido su primer mes de existencia. La estación del año que se empeña en dar la despedida al calor del verano y comienza a descorrer el velo para el arribo de temperaturas mucho menos benignas, está marcada con resaltador en el almanaque del oficialismo.
No pocos dirigentes de Cambiemos creen que los últimos suspiros del mes que viene serán decisivos. Es el tiempo que estiman podría disponer el Gobierno nacional para pegar un volantazo en busca de torcer el rumbo político que podría, dicen, hacer inviable su supervivencia más allá del 10 de diciembre.
Los gestos adustos abundan en los despachos oficiales. Tanto, como las proyecciones sombrías. La marcha de la economía deja poco margen para el optimismo, más allá del casi patológico que se respira en encumbradas oficinas de la Casa Rosada. Esa realidad paralela que persiste frente a la persistente inflación, los inquietantes vaivenes del dólar y la recesión, encuentra pocos adeptos en territorio bonaerense.
La sensación de pesadez mezcla cuestiones propias y ajenas. Entre las primeras aparece la consecuencia lógica de los avatares económicos que se traduce en la fuerte erosión que sufre la imagen de Mauricio Macri. El Presidente padece en la Provincia los efectos más crudos de ese desgaste: su ponderación alcanza los 20 puntos en distritos más postergados del Conurbano y está cerca de 12 por debajo de Cristina Kirchner en el global bonaerense según algunas encuestas de consumo oficial.
El cuadro inquieta a los funcionarios de María Eugenia Vidal. La Gobernadora sigue siendo una de las dirigentes mejor valoradas, pero aun así su reelección empieza a ponerse en duda frente al trampolín al que podría arrastrarla Macri.
Vidal, el plan alternativo
En ese escenario de alta complejidad surge el plan alternativo del que ya se habló en esta columna: que Vidal se calce el ropaje de candidata presidencial de Cambiemos. La alternativa viene ganando adeptos, pero sigue sin encontrar capilaridad en la Casa Rosada.
La idea es empujada por dirigentes del PRO. También, cerca de Vidal se sigue hablando de que sería la alternativa más potable. Varios de los intendentes macristas que empujaban el desdoblamiento electoral se empiezan a enamorar de esa posibilidad. ¿Alguno de ellos se animará a sugerirla en la cumbre que tienen prevista con Macri en los próximos días?
La cuestión toma volumen también entre los socios del PRO. El radicalismo empieza a sentir la incomodidad de la incertidumbre. Además, las voces partidarias críticas que se van alzando si bien en territorio bonaerense no son mayoritarias, generan ruido. Entre no pocos dirigentes oficiales empieza a ganar la idea de que si se impone un cambio de estrategia, se está en tiempo de descuento para concretarla. Hay razones objetivas y otras que tienen que ver con la especulación. Cerca de Vidal no quieren hablar del tema, pero algunos trascendidos indican que si la Gobernadora debe dar la pelea mayor desearía no estirar la definición hasta junio, cuando deban anotarse las candidaturas.
La UCR también está urgida por los tiempos. A más tardar a principios de mayo tendrá que decidir su política de alianzas en una convención que promete discusiones de alto voltaje.
El escenario de indefinición también cruza al peronismo no K. El hueco bonaerense sigue siendo un dilema sin resolver para un espacio en el que parece ir ganando terreno la posible postulación presidencial de Roberto Lavagna.
En la búsqueda del candidato parece ya desechada la alternativa de Sergio Massa. El tigrense sigue sosteniendo su proyecto nacional y ya habría descartado el plan bonaerense. Hay quienes dicen que si resiste las tentaciones que le llegan desde el campamento K podría encabezar la lista de diputados nacionales por la Provincia.
También se habla de una oferta al prestigioso neurocientífico Facundo Manes, que no habría prosperado. En las últimas horas reapareció la figura de Marcelo Tinelli, quien dejó la puerta abierta a una posible candidatura a gobernador. El conductor televisivo, por lo pronto, ya blanqueó sus preferencias por Lavagna.
En el PJ K se sigue librando la sorda batalla entre los deseos de Cristina de impulsar a Axel Kicillof y la intención de varios intendentes de ungir a Martín Insaurralde. La ex presidenta deja jugar ese juego y tiende puentes con la premisa de engrosar un frente opositor al que dirigentes de La Cámpora ya invitaron formalmente a Massa.
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