MARKETING APLICADO

Ilusiones publicitarias

La racionalidad necesaria.

Las propuestas se multiplican ante bolsillos flacos y la racionalidad creciente de quienes administran propuestas comerciales. Tentados por los medios, masivos como red que atraparía a todos los clientes por igual y con las redes sociales concebidas desde el error de “subir una imagen y esperar las consultas” la ilusión publicitaria de quienes prometen “sacar un conejo de la galera” abruma. La realidad es que probablemente sean todos pero naturalmente no al mismo tiempo, no sólo por recursos sino por momentos de la marca o la propuesta. 

¿Cuáles son los momentos de una marca?
Dar a conocer, generar recordación, construir un posicionamiento o reforzarlo, promocionar una oferta, difundir una novedad, activar una marca, desarrollar canales de venta, interactuar con la comunidad, masificar una marca o valorizarla entre otras. La clave está en identificar el objetivo como paso previo a la inversión. El contexto no es sencillo, a las propuestas formales se le suma una serie de necesidades que descansan en la publicidad como mecanismo recaudatorio; ya sea con fines nobles o para el bolsillo particular de algún caballero de hábil discurso un comerciante o empresario recibe al menos 5 propuestas por mes con la presión del compromiso personal como “golpe bajo” ineludible. 

¿Cómo elegir? 
Quizá la primer sugerencia sería contratar a un profesional y conformar un presupuesto, caso contrario podrías evaluar cual es tu segmento objetivo y a partir de ahí determinar los medios afines. En este sentido, zona geográfica, rango de edad, nivel socioeconómico, gustos y preferencias serían variables interesantes a considerar. Luego, deberemos pensar qué queremos que haga el público al ver nuestro estímulo y en esa dirección tendremos que desarrollar el mensaje. 
Considerando adecuadamente estas variables y asociándolas a los objetivos del negocio y el segmento objetivo será mucho más sencillo evaluar el impacto de las propuestas de publicidad. Sólo de esta manera dejaremos de pensar que esta actividad es “pura ilusión” y estaremos utilizándolas para que nuestra marca o comercio crezca de forma sustentable, ahí está la diferencia entre “gasto” e “inversión”.

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