El dicho popular dice que “aunque la vistan de seda, mona queda” y refiere con “desdén” a la banalidad de disfrazar la naturaleza de las personas. En la columna de hoy quiero tomarlo como metáfora de lo que observo en la concepción estética de algunos negocios y las consecuencias no deseadas.
El avance de la conciencia visual que genera la cultura de las redes sociales atrapa el interés de muchos emprendedores quienes ahora buscan calidad gráfica o, mejor dicho, lo que entienden por ese concepto. La consecuencia es que, sin considerar la naturaleza de su producto o servicio, demandan reflejarlo con estímulos que no tienen relación con lo que ellos venden.
Surge una nueva metodología que en muchos casos se impone como catálogo de diseño bajo la pretensión absurda de “parecerse”. No importa los puntos de conexión entre las dos realidades sino la ansiedad por acercarse a un ideal estético que alguien vio en Pinterest. “Me gusta esto”, sin reparos en las distancias entre un local de treinta metros cuadrados de Junín y una referencia Parisina. Se trata de la clonación como falso certificado de éxito, es decir, si a ellos les funcionó así a mi también. El resultado es devastador en términos de pérdida de tiempo y dinero.
Quienes trabajamos en publicidad tenemos la obligación de establecer puentes entre la oferta y la demanda y no es precisamente la información cruda la que alcanzará dicho objetivo. El punto es construir un imaginario en que represente las cualidades del negocio: calidad, precio, servicio u otros factores emocionales que aportarán a un posicionamiento claro y contundente para que los clientes tengan interés en acercarse.
La realidad nos muestra que, en nuestra ciudad, hay muchos negocios que no tienen clara su identidad y eso termina en el fracaso. La idea inmediata de “calidad gráfica” avanza con mayor velocidad que la conciencia comercial y no siempre debe estar asociada a lo “bello” o “prolijo” sino a las necesidades de comunicación, por este motivo es importante definir un plan de negocios previo a la confección del “vestido” porque a la mona, aunque la vistan de seda…mona queda.
MARKETING APLICADO
La mona de seda
El negocio antes que el logo.
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