Los números de la economía seguirán en rojo
Los números de actividad económica, la industria y el consumo seguirán en rojo en los primeros tres meses de este año. Según datos elaborados por una de las consultoras que hace un seguimiento de la industria, la producción del sector cayó en diciembre 0,7% respecto a noviembre y 9,6% comparada con el mismo mes del 2017. Con esto, la contracción en el 2018 sería de 4,7%. En el rojo industrial del último mes del 2018 se destaca la caída de la producción automotriz, de 38,5% anual, debido al adelantamiento de las paradas técnicas de las plantas ante la baja de la demanda interna. De igual manera, la mayoría de los sectores industriales registran números negativos.
En la Construcción, según datos del Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (IERIC), el empleo formal en el sector cayó en noviembre del año pasado a su nivel más bajo de los últimos 16 meses: llegó a los 411.100 puestos de trabajo, representando una retracción del 1,4% en la comparación mensual y de 5% en la anual. En cuanto al consumo en supermercados, el Indec registró en noviembre pasado una caída de 12,5% en el comparativo anual y de 16,3% en los centros de compras, siendo las caídas más fuertes de los últimos cinco meses.
La información que circula entre las grandes empresas vinculadas al sector de consumos básicos, estima que las ventas en enero estarían marcando un piso de la caída luego de números horribles en los meses anteriores.
La información que circula entre las grandes empresas vinculadas al sector de consumos básicos, estima que las ventas en enero estarían marcando un piso de la caída luego de números horribles en los meses anteriores. En noviembre el estimador EMAE marcó un descenso interanual de 7,5% luego de un rojo de 4% en octubre pasado, por lo cual el PBI podría haber caído 6% interanual en el cuarto trimestre del 2018. La percepción es que la recesión estaría tocando fondo y en los próximos meses la caída se desaceleraría. De cualquier manera, las señales que pueden corroborar o desmentir la impresión de que se tocó un punto de inflexión son por ahora polémicas.
Uno de los primeros datos positivos viene del campo, con las estimaciones de la cosecha y de las exportaciones. Un segundo anticipo proviene de los mercados financieros, con una recuperación de las acciones, una importante caída del riesgo país de más de 100 puntos básicos, un descenso moderado de las tasas de interés y el dólar por debajo de la zona de no intervención del Banco Central. El escenario internacional, con anticipos de la Reserva Federal (FED) norteamericana que no aumentaría la tasa de corto plazo, es ahora un poco más amigable con la Argentina y los demás países emergentes.
En cuanto a la desaceleración de la inflación, aunque aún en valores altos y por encima de las expectativas del programa acordado con el Fondo Monetario Internacional, está ayudando a una mejora en las expectativas y permitiría pensar en que caída del consumo llegó a un piso. Aunque los ajustes de tarifas previstos en estos meses aportarían entre 4 y 5 puntos adicionales a la inflación del año, lo cual ayudaría a explicar la política monetaria de estas semanas anunciadas por el titular del Banco Central, Guido Sandleris. Existe la posibilidad de que haya una tendencia a la baja de las tasas de interés y esto colabore en una recuperación del nivel de actividad, pero el Banco Central ha optado por un mayor gradualismo.
Otros factores a considerar son los fundamentos macro de la economía argentina, que mejoraron de manera importante respecto el año anterior. Los déficit gemelos, fiscal y externo, que alcanzaron porcentajes del PBI insostenibles en los años 2017/18, tendrán una fuerte corrección en el 2019: el externo se recortaría a una cuarta parte y el fiscal a dos tercios, incluyendo los intereses de la deuda. Y en cuanto al sector cambiario, con un mercado vendedor, el Banco Central estaría en condiciones de aumentar las compras diarias y de inyectar pesos a una economía muy recesiva. En estas semanas, las reservas del Banco Central aumentaron en unos 340 millones de dólares por estas intervenciones y podrían ampliarse en febrero. Aunque como se señaló, los cambios en la política del Banco Central serían muy modestos ya que la meta central sigue en la inflación que, en la visión oficial, debiera ceder a valores de 1,5% mensual en este trimestre.
Un aspecto fuera de la gestión económica pero muy significativo en vista de las proyecciones del año, tienen que ver con la política y el proceso de la elección presidencial de octubre próximo. En este contexto y mirando la historia de la Argentina, es lógico imaginar una dolarización de carteras y fugas de capital. ¿Hasta dónde llegarían esas tendencias y cuanto afectarían a la economía? Difícil de saberlo con anticipación, aunque algunas proyecciones privadas creen que si el desequilibrio externo este año fuera de 1,2/1,3 % del PBI, el diferencial podría ser financiado con los desembolsos previstos del Fondo Monetario Internacional.