Los interrogantes técnicos que plantea el posible adelantamiento electoral
Aun cuando no existan declaraciones altisonantes que le pongan un poco más de condimento al estofado electoral que prepara el oficialismo, la tensión es por demás evidente. La Nación y la Provincia mantienen un sordo contrapunto sobre la mejor estrategia a utilizar para garantizar las reelecciones de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, que quedó expuesto sin dobleces ante la opinión pública.
Se trata de un escenario poco frecuente en el PRO, que prefiere lavar los trapos sucios en casa y rara vez dejar ventilar sus diferencias de cara a la sociedad. Esta vez, el imperio de las formas abrió un espacio para que se cuelen los pareceres encontrados de la Gobernadora y el Presidente en torno del cronograma electoral.
Pujas en Cambiemos
El gobierno bonaerense está embarcado en el proyecto de anticipar las elecciones para el mes de junio con el argumento de que un triunfo de Vidal terminará potenciando al Presidente. La Casa Rosada resiste la idea porque está convencida de que Macri será el mayor perjudicado por privarse del arrastre de la mandataria bonaerense, la dirigente que mejor mide en el país.
Unos y otros apelaron a tácticas similares: dejar trascender por los medios cuáles son sus expectativas y los elementos fácticos que les dan sustento. La pirotecnia amarilla mantiene en vilo a propios y ajenos. Y engloba, además, algunos interrogantes de peso.
Uno de ellos tiene que ver con el control del proceso electoral. Como los comicios bonaerenses siempre han sido simultáneos con los nacionales, la encargada de garantizarlos ha sido la Justicia Federal. La Cámara Nacional Electoral, en tanto, actúa como instancia revisora de las decisiones de primera instancia.
Si el desdoblamiento prospera, deberá ser la Junta Electoral bonaerense, un organismo autárquico no judicial cuyo presupuesto es asignado por el Ejecutivo, el estamento que tendrá que garantizar la transparencia de las elecciones. ¿Estará en condiciones ese organismo de asumir tamaña responsabilidad? ¿Dispondrá de los recursos materiales y humanos para llevarla adelante?
El tema entra en debate no porque sus integrantes carezcan de idoneidad -está compuesta por el presidente de la Suprema Corte y camaristas- sino por la complejidad que tiene el proceso electoral bonaerense. Hasta ahora, la Junta Electoral ha intervenido en la organización y el escrutinio de las mesas de extranjeros, un universo infinitamente pequeño frente a los 12 millones de electores que supone el total de la elección en la Provincia.
Hay otra cuestión sobre la que vienen advirtiendo diversos especialistas: la ausencia de una instancia de revisión de las resoluciones de la Junta Electoral. Es que, en efecto, no existe un tribunal de alzada que se encargue de analizar las apelaciones frente a las decisiones de ese organismo. En varias ocasiones esos recursos han llegado a la Corte que en reiteradas oportunidades advirtió sobre esa falencia nunca subsanada.
El tema de la fórmula
El plan de Vidal abrió huecos para disputas anticipadas. En el oficialismo parece claro que se ha puesto en juego el espacio de compañero de fórmula de la mandataria. El radical Daniel Salvador parecía número puesto, pero la propia Gobernadora lo ha puesto en duda. El silencio primario del centenario partido estaría dando paso a la elaboración de un documento que alumbraría en breve. Allí se expresaría la ratificación de la pertenencia a Cambiemos y el reclamo de la inserción de la UCR en el binomio bonaerense. Una forma elegante de intentar poner freno a las aspiraciones macristas de ver una fórmula “pura”.
En el PRO se habla de Cristian Ritondo como eventual compañero de Vidal si se “cae” lo de Salvador. En el medio, comenzó a sonar un nombre como posible reemplazante del ministro de Seguridad. Dicen que quien estaría dispuesto a agarrar ese fierro caliente es Manuel Mosca, el actual presidente de la Cámara de Diputados que no tendría intenciones de renovar su banca.
El peronismo asiste a ese vértigo impensado con mensajes internos y movimientos públicos. Por un lado, un grupo de intendentes salió a plantar bandera en un intento por obturar las pretensiones de sectores del cristinismo por ungir como candidato a gobernador a Axel Kicillof. El nombre elegido por varios de estos alcaldes del Conurbano es el del lomense Martín Insaurralde.
Pero las dudas embargan esa movida. En el PJ creen que Insaurralde preferiría ir por la reelección en su distrito en caso de que se adelante la elección bonaerense y tenga que competir mano a mano con Vidal. Despejaría el camino para otro proyecto que se amasa en el Conurbano y que podría encabezar la matancera Verónica Magario.
La conducción partidaria tiene previsto encarar dos acciones casi en simultáneo: potenciar su rechazo al posible adelantamiento de elecciones en la Provincia y enarbolar como bandera de la oposición el rechazo al nuevo aumento de tarifas de los servicios públicos anunciado por el Gobierno y que, en el caso del transporte, comenzó a regir.
El posible desdoble privaría al PJ del arrastre de Cristina, cuyos números son altos en el Conurbano. También podría poner en riesgo algunas comunas que están en la mira del oficialismo.