Si bien muchos comerciantes, empresarios o emprendedores no lo notaron, el alcance de las publicaciones que pretenden difundir una oferta de productos o servicios ha disminuido. Esto se debe a un cambio de modelo de negocio de Facebook. Al parecer, la red social ya no es tan bondadosa con nosotros. Aquella herramienta gratuita y efectiva impone nuevas condiciones. El nuevo algoritmo de visualización, es decir las coordenadas por las cuales la publicación de nuestra oferta tiene probabilidades de ser vista por una gran cantidad de personas, requiere de nuevos esfuerzos.
¿Se trata de inversión?
Quienes notaron el cambio en las reglas de juego comenzaron a invertir en pauta publicitaria olvidando algunos detalles pero no sólo se trata de dinero, ahora Facebook interpreta la saturación de mensajes como un problema y pretende proteger su medio poniendo foco en los enlaces de mayor calidad. Para que tengan una idea, si pensamos en nuestra experiencia como usuarios particulares podríamos tener una oferta de 1.500 publicaciones posibles y sobre eso está trabajando la red. El objetivo está claro, no quieren perder su bien más preciado: el interés de la gente. Por este motivo, están aplicando filtros de visibilidad ponderando cuestiones extras.
¿De qué depende el éxito en la gestión de redes?
El nuevo desafío radica en desarrollar contenido destacable, visible y constante con una estrategia de generación de vínculos. No sólo se trata de tirar la oferta a modo de pizarra digital sino de buscar una relación con los seguidores que, de otro, modo dejarán de serlo.
Todavía me sorprendo al ver como muchas marcas locales desperdician tiempo y recursos administrando redes ineficientes en calidad de contenidos, diseño, carentes de respuesta o interacción con el público al que se proponen.
Un nuevo desafío se presenta en el escenario competitivo de las pymes locales. La visibilidad, y como consecuencia la relevancia y consideración, de la oferta no sólo dependerá de la presencia física y atención sino de destrezas “online” que deberán incorporar al abanico de herramientas de venta. El desafío está planteado, ya no se trata de un juego sino de una oportunidad que sólo podrán aprovechar quienes entiendan la nueva lógica comercial.
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