Para el año 2019 nuevamente tenemos la enorme responsabilidad como ciudadanos de elegir en qué modelo de país queremos vivir. Debemos pensar el proyecto de país que queremos y así identificar cuál de todos los proyectos políticos existentes se asemeja más a nuestro ideal. Sabemos que la política no es una ciencia exacta y que con ella confluyen un montón de factores y circunstancias que hacen más o menos posible ese proyecto originario.
Lamentablemente hoy cuando se habla de política inmediatamente se menciona la palabra corrupción como si fuera un sinónimo de ella. Y no es así.
Si creemos que la corrupción pertenece a un partido político determinado estamos completamente equivocados. La corrupción atraviesa transversalmente a nuestra sociedad y es la manzana podrida que pudre todo el cajón.
Estamos todos obligados a luchar contra ella, perseguir a sus autores y exigir que la justicia los juzgue y condene de acuerdo a derecho.
Dicho esto, la política vuelve a surgir y se convierte en la herramienta primordial para la transformación social. Pero no toda transformación o “cambio” social es lo que esperamos. Para evitar ello, primero debemos tener en claro qué es lo que queremos cambiar para luego respondernos al cómo queremos cambiarlo. Y eso se llama proyecto político.
Nuestro proyecto político, conocido con el nombre de “proyecto nacional y popular” se trata, en muy pocas y sencillas palabras, de ampliar y crear derechos, incluir, distribuir, expandir, producir, trabajar, siempre con el fin último de la justicia social.
Las consignas que defendemos y también implementamos son la soberanía política y la independencia económica como valores innegociables.
Todo ello nos diferencia ampliamente del proyecto de país que tiene diseñado el gobierno actual de Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y el Intendente Pablo Petrecca.
El gobierno anterior felizmente nos acostumbro a hablar de otros temas. La agenda indudablemente era otra y muy diferente. La gente se podía construir su propia casa, se compraba el auto, se iba de vacaciones en familia, consumía bienes y servicios porque tenía trabajo y su salario le alcanzaba. Hasta podemos decir orgullosamente que la luz, el agua y el gas (bienes indispensables para una vida digna) eran un Derecho y no un problema como ahora.
Hoy solo escuchamos hablar de crisis, ajuste, tarifazos, inflación, despedidos, paros, conflicto, FMI, dólar, LEBAC, tasas de interés. Extraordinariamente este gobierno logro hacernos expertos en sistemas financieros. Nosotros abrimos, ellos cierran. Nosotros incluimos, ellos excluyen. Nosotros expandimos, ellos ajustan. Nosotros generamos trabajo, ellos despiden. Nosotros distribuimos, ellos acumulan. Nosotros ampliamos derechos, ellos restringen. Eso nos diferencia.
(*) Abogada. Concejal de Unidad Ciudadana.
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