Qué difícil comenzar este lunes
Hace muy pocos días, más precisamente el miércoles 20 de junio, el FMI aprobó formalmente el acuerdo con Argentina y autorizó el desembolso de USD15.000 millones. Paralelamente, la empresa MSCI publicó su consulta anual mediante la cual reclasificó al mercado de acciones de Argentina de la categoría “Frontera” a “Emergente”.
Desde dicha fecha hasta el viernes pasado, el dólar mayorista en la Argentina pasó de cotizar $27,75 a $28,94 (+4,35%) habiendo vendido el BCRA aproximadamente USD 1.000 millones y manteniéndose activo en el mercado de futuros (ROFEX). Al mismo tiempo, el riesgo país medido por el “Embi”, el cual es elaborado por JPMorgan, aumentó 8,5% y el índice Merval (acciones líderes) luego de subir 6% el jueves 21, protagonizó una baja posterior del 15,6%.
¿Cómo se entiende este baldazo de agua fría en el medio del festejo del ingreso de los fondos del FMI y de la reclasificación del MSCI?
El mismo miércoles 20, en la histórica y llena de castillos ciudad de Sintra (Portugal) tuvo lugar la reunión de banqueros centrales entre los que se destacaron Powell de la FED, Draghi del Banco Central Europeo (BCE) y Kuroda del Banco de Japón. Powell confirmó las recientes medidas de seguir aumentado la tasa rectora de política monetaria hasta llegar al nivel de 3% en 2020 y de seguir achicando el total de activos de la FED a un ritmo de USD 50.000 millones por mes. Draghi, confirmó que por ahora seguirá sin aumentar la tasa de política monetaria pero que la expansión de activos del BCE terminará en diciembre de este año. Por su parte, el Banco de Japón mantendría la expansión de activos, pero a un ritmo mensual equivalente a los USD 30.000 millones.
¿En qué nos afectan estas declaraciones?
Vale la pena remarcar que para sacar al mundo de la crisis financiera de 2008 originada por los denominados préstamos hipotecarios “subprime”, entre los tres bancos centrales desde 2008 a 2018, generaron una expansión monetaria equivalente a USD 11 trillones (en el sentido anglosajón). Se trató de un ciclo de expansión de la liquidez de prácticamente 10 años, donde los administradores globales de dinero tuvieron apetito por el riesgo. Como expresó Friedman, fue como si los bancos centrales arrojaran dólares desde helicópteros.
Con estas nuevas declaraciones se sigue confirmando que a partir de enero de 2019, se estaría ingresando a un nuevo ciclo de contracción de la cantidad de dinero, donde Europa sería neutral y lo que expanda Japón sería más que neutralizado por la contracción de EE.UU. Como los mercados siempre se adelantan, las decisiones de 2018 se van tomando sobre las perspectivas de 2019, lo cual lleva a establecer una estrategia opuesta a la aplicada durante los últimos años. En este nuevo escenario comienza una cierta preferencia por la liquidez, a reducirse el riesgo en las carteras de inversión, bajar posición de activos emergentes y ser más cuidadoso en el análisis de las perspectivas de cada país. No debemos olvidar que dentro de la categoría de países emergentes Argentina, según las agencias Moody´s y S&P, es país considerado de alto riesgo crediticio. En América Latina nuestra calidad crediticia sólo supera a la de Ecuador y a Venezuela.
En este nuevo escenario, desde que comenzó el año, la deuda emergente emitida en dólares ha caído 8,3% según el EMB, el cual replica al JPMorgan USD Emerging Market Bond y los mercados emergentes de acciones comenzaron el año con una suba del 8,5% para luego protagonizar una caída del 16,8%, según el EEM, el cual replica al MSCI Emerging Market Index.
Una pizca de pimienta
Si el contexto internacional ya lucía complicado, Trump se esmeró en complicarlo un poco más. A las fricciones comerciales existentes con China sumó a Europa y a su vecino Canadá, quien en actitud de contra ataque comenzará a aplicar aranceles en contra de EE.UU. Paralelamente, el 6 de julio comenzarían a ponerse en práctica aranceles en contra de China sin poder haber llegado a mejores negociaciones. Como remate, Trump insinuó con retirar a EE.UU. de la Organización Mundial del Comercio.
¿Y por casa cómo andamos?
No hace falta comentar que esta situación encuentra a la Argentina en una situación débil, donde el gobierno no termina de poder estabilizar al tipo de cambio ni ha podido por ahora bajar la tasa de interés. En este contexto es difícil poder entender hasta donde crecerá la inflación y cuan profunda y larga sería la recesión en la cual está entrando la economía.
Este escenario provoca múltiples consecuencias. En el terreno político genera incertidumbre, dado que según la profundidad y perduración de la recesión se deterioran las perspectivas de Cambiemos y da espacio para otras alternativas.
Aunque el gobierno proyecta convicción en su cruzada contra el gasto público, el deterioro del nivel de actividad conspira contra el nivel de recaudación y por lo tanto con la capacidad para reducir el déficit. Si bien algunos analistas sugieren que la devaluación tiene efectos beneficiosos en la licuación del gasto, un análisis más detallado del tema deja dudas al respecto. Hay algunos rubros dolarizados como intereses de la deuda y subsidios a la energía. También con mayor o menor intensidad (efecto “pass through”) la devaluación termina impactando en la inflación y hay algunos componentes del gasto directamente indexados como las jubilaciones y pensiones. Por lo tanto, pese a la existencia de un acuerdo de asistencia con el FMI, este contexto afecta las expectativas de la calidad crediticia de la deuda argentina.
Pasando al mundo de las acciones, las actuales exceptivas perjudican a uno de los sectores más relevantes como el bancario, con el combo en la contracción en la demanda de crédito y el aumento en la morosidad. Otro sector relevante afectado es el energético con el recálculo de los aumentos tarifarios.
¿Cómo empezamos el lunes?
Con este contexto económico financiero y la descalificación de Argentina en el mundial de Rusia es difícil comenzar la semana. Desde lo internacional es difícil que cambie el escenario de liquidez, pero podría mejorar el terreno de las fricciones comerciales. Desde lo local, una nueva ronda de conversaciones con el FMI podría habilitar un nuevo esquema para contener al tipo de cambio. Al mismo tiempo, el gobierno trabaja contra reloj para implementar algunas medidas que morigeren las expectativas recesivas.
Desde el mercado de capitales, con una óptica de más largo plazo es muy probable que los actuales precios de bonos y acciones estén generando una interesante oportunidad de inversión. En algún momento, la ambición de ganar supera el temor a perder.
(*) Director de Invertir en Bolsa