Una panadería en Saladillo, una chacra en Dorrego, una metalúrgica de San Martín y la autopartista de Campana. En las últimas semanas, cada unidad productiva de la Provincia revisó sus planes y recalculó. ¿Cómo sigue esto? Hay una sola respuesta y un solo plan: crecer.
Más allá de los días de incertidumbre, la película es clara. La Provincia lleva siete trimestres seguidos de crecimiento, avanzan 13 de los 15 sectores productivos, suben las inversiones, las exportaciones y el consumo de bienes durables. Estado y empresas estamos dando el salto de competitividad que necesitamos para que el crecimiento sea sustentable y sostenible en el tiempo.
Como dice la Gobernadora María Eugenia Vidal, ese progreso es obtenible únicamente con trabajo y sin descuidar ningún frente. En esa línea, la importancia de los parques industriales se vuelve fundamental para alentar el desarrollo de las PyMEs.
Tan sólo en la PBA, hay más de 2400 empresas radicadas en los 80 Parques Industriales, que generan cerca de 116 mil puestos de trabajo directos.
Por su condición estratégica, los Parques Industriales son el hábitat natural para las pequeñas y medianas empresas. Allí, la industria puede compartir servicios, tener sus centros de capacitación, generar sus propias plantas de energía en función de la basura y las energías renovables.
Esas ventajas hacen que sean una prioridad para la gestión provincial y para el Ministerio de Producción bonaerense.
El plan de obras más importante de la historia está cambiando la logística; la nueva ley de ART reduce los costos laborales no salariales; la ley PyME otorga beneficios a las empresas; y la ley de Emprendedores, ambas impulsadas desde el Ministerio de Producción de la Nación facilita el nacimiento de nuevas compañías. En la mayoría de los sectores productivos, la industria está incorporando tecnología, sumando bienes de capital para aumentar la capacidad instalada y creciendo en empleo.
El costo financiero sigue siendo una traba en muchos casos. La lucha contra la inflación, una problemática que lleva 70 años y con la que estamos decididos a terminar, obliga al Banco Central a mantener tasas altas y eso puede terminar presionando sobre las PyMEs. Hoy contamos con una nueva herramienta para dar esa batalla: la factura conformada.
El drama es conocido: la PyME le vende bienes y servicios a la gran empresa que se toma 90, 120 o 180 días para pagar. La PyME terminaba siendo la financiera solidaria de la gran empresa y poniendo en juego su futuro con cada día de atraso. El Congreso nacional sancionó la Ley de Financiamiento Productivo y una de sus disposiciones es la creación de las facturas conformadas, lo que en otros países se conoce como factoring.
Una factura es una promesa de pago, y gracias a esta medida, cuando es compensada, una factura se convierte en efectivo inmediato para la PyME que necesitan seguir creciendo.
Ahora, la PyME vende y factura a la gran empresa, y esta tiene la obligación de aceptar esa factura y establecer la fecha de pago. Así, la factura de la PyME se convierte en un pagaré que puede ser vendido a través de los sistemas que se están creando para eso, en especial desde el Banco Provincia y el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE).
Confiamos en que el instrumento va a crecer rápido en la Provincia, como ocurrió en otros países que lo incorporaron.
Si el único plan es desarrollarse, desde el Estado vamos a mejorar la competitividad de cada PyME solucionar cada desafío que se presente, removiendo trabas e incorporando todas las herramientas que impulsen el progreso provincial.
(*) Ministro de Producción de la provincia de Buenos Aires
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