¿Qué dejó la corrida cambiaria y qué se puede esperar de ahora en más? El Gobierno dio por terminado el problema después de renovar los vencimientos de Lebac, el martes pasado, y luego siguió con varios anuncios complementarios, de índole política más que técnicos.
El más significativo, la decisión del presidente Mauricio Macri de designar un ministro de Economía, bajo la figura del “ministro coordinador” en cabeza de Nicolás Dujovne. Días antes, había devuelto al jefe del Banco Central, Federico Sturzenegger, la independencia que había perdido en manos de Mario Quintana, uno de los CEO de la Jefatura de Gabinete. De alguna manera, el Presidente está barajando y dando de nuevo. La mesa chica de la política también se amplío con el regreso de aliados excluidos hasta hace muy poco y con un llamado a un acuerdo amplio.
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Con el retorno del FMI y el rechazo que genera esta alternativa en una parte sustancial de la sociedad, es más claro que antes que los avatares políticos tendrán aún más influencia en como sigue la marcha de la economía. En cualquier caso, el propio Dujovne fue quién sinceró lo que se puede esperar de ahora en adelante: “Más inflación y menos crecimiento”. Después de la corrida se abrió un período de “recálculo” de las variables básicas como precios, créditos, golpe al bolsillo, crecimiento o déficit. Los grandes números suponen una inflación en el año que estaría al menos en 25% y algo de crecimiento, por debajo del 2%. Una versión optimista espera que tras la corrección del precio del dólar y la tasa de interés, y el previsible freno en el segundo y tercer trimestre del año, el nivel de actividad comience a recuperarse hacia el cuarto.
De cualquier forma, estos tiempos de una eventual recuperación económica están sujetos en gran parte al nuevo nivel real en que se estabilice el precio del dólar.
Y sobre esta cuestión hay pocas certezas y muchos interrogantes. No depende sólo de la Argentina sino de cómo siga la economía internacional. ¿Hasta donde volverá un superdólar, como en otras épocas? La tasa a 10 años en Estados Unidos llegaría al 4% este año, y si ocurriera de esa manera, todas las monedas se ajustarían. Con una flotación del tipo de cambio, la Argentina eludiría otra corrida aunque con más reacomodamientos difícil de prever.
Sturzenegger, en la última conferencia de prensa, dijo que no hubo corrida sino una “turbulencia” porque los depósitos en los bancos no se vieron afectados. También dejó claro su punto de vista respecto que un dólar de 25 pesos que se fijó como “techo” para frenar la “turbulencia” es muy alto y está “fuera de todo parámetro”.
La expectativa del jefe del Banco Central quizás sea correcta, o no. El tiempo dará un veredicto certero. Y parece más acertada que la ordenada por Mario Quintana, que pretendía fijar el dólar según una “planilla de Excel”. El acuerdo con el FMI requiere de una flotación de la moneda, como tienen la mayoría de las economías desarrolladas del mundo.
La mesa chica de la política también se amplió con el regreso de aliados excluidos hasta hace muy poco y un llamado a un acuerdo amplió.
Y la Argentina, en este aspecto, tiene una situación de debilidad extrema con lo cual parece poco posible pueda defender otro período de dólar atrasado. Una cotización más alta tiene un efecto regulador muy amplio: licúa el desequilibrio fiscal, cierra el déficit de balanza de pagos, encarece las importaciones y hace más competitivas las ventas de la Argentina. En dólares abarata los ingresos de los trabajadores y acelera la inflación como primer impacto.
Los cálculos sobre el precio de equilibrio del dólar son muy variados, con estimaciones que superan la fijada por el Banco Central. Es parte de un debate teórico que, de todas formas, lo definirá el mercado y lo que ocurra con el dólar a nivel mundial. La guerra comercial que el presidente Trump había lanzado contra China, anunciando suba de aranceles para productos de ese país por 150 mil millones de dólares, finalmente no ocurriría y la sangre no llegaría al río.
Las negociaciones chino norteamericanas parecen haberse encarrilado, con lo cual desaparecen esos riesgos. ¿Fortalece aún más al dólar esta paz comercial con China?
Los sondeos de opinión arrojan ciertos resultados obvios, respecto a que para una mayoría, el acuerdo con el FMI representa más problemas que soluciones. No es sólo la opinión de la oposición. El ex ministro Prat-Gay también sostiene que “no es una buena noticia tener que acudir al FMI, normalmente es un prestamista de última instancia”.
De todos los malos recuerdos que traen al país los acuerdos con este organismo internacional, surge también el tipo de aclaración de la titular Christine Lagarde, de que no habrá ningún programa del FMI, sino que se apoyará el que decida el gobierno argentino. La ventaja innegable está en el costo de los fondos: con el aval del FMI la Argentina no tendría necesidad de recurrir a más financiamiento en el exterior por unos 18 meses, y además a un costo que sería la mitad de la tasa de interés que pagaría.
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