La falta de avances con la inflación, por ahora no afecta el buen clima político
Con el índice del 2,3 % de marzo, la pauta inflacionaria del 15 % para el 2018 quedó desacreditada ya de manera definitiva, abriendo otra vez el debate sobre los errores oficiales, la ausencia de un programa económico y los salarios que, con esta perspectiva, reabrirían las paritarias con cláusula de reajuste, hacia fines del año. En el frente económico, el gobierno de Mauricio Macri sigue con dificultades, sin lograr los resultados que imaginaba de crecimiento, inversión y control de la inflación. Los esfuerzos oficiales están hoy en otro lado. La política se le presenta mucho más amigable con una perspectiva cierta de una reelección presidencial en el 2019 y con nuevos distritos ganados a la oposición. La atomización del peronismo y su crisis interna, ahora potenciada por la intervención judicial del partido, y la marginalidad creciente del kirchnerismo, abonan un clima social proclive a la continuidad. El escenario internacional también sopla en la misma dirección. La VIII Cumbre de las América reflejó los nuevos paradigmas regionales, con la condena a la corrupción y el proyecto populista de Venezuela, y un protagonismo destacado de la Argentina más cerca de un alineamiento con la administración Trump y los países desarrollados del G-20. El programa “Perdurar” que menciona el ex titular de Banco Nación, el economista Carlos Melconián, parece una buena síntesis del sentir interno de la mesa chica del PRO y los principales dirigentes del gobierno: lograr la reelección y con ese renovado capital político, avanzar con más decisión con las reformas económicas. Mientras tanto, tirar con lo que se tiene, seguir con la cantinela del gradualismo económico. La debacle y miserias de la oposición dan bastantes garantías a este escenario político.
La marcha económica no es lo prometido por el Presidente Macri, pero está lejos de aparentar un fracaso o estar a las puertas de una crisis. La inflación bajará este año otro escalón más, que estaría en el orden del 20 %. La meta de un dígito deberá esperar quizás dos años más si en el ínterin, el Gobierno logra reducir la meta de expansión monetaria. Según insiste el ex ministro y candidato López Murphy, la creación de dinero está en el 30 %, explicación suficiente para que la tasa de inflación se resista a bajar del 20 %. Y el crecimiento económico llegaría este año a 2,5/2,6 por ciento, un porcentaje inferior al proyectado del 3 %, pero en gran parte por una razón externa. La sequía perjudicaría en una merma del 20 % a la producción del campo. La cosecha gruesa sería la más afectada, pero también llegaría a la fina que aún no está en desarrollo.
La situación fiscal tampoco es acuciante. El rojo fiscal se mantiene en valores altos, pero en línea con las proyecciones de oficiales de reducción progresiva. Mientras los mercados externos financien el rojo del Estado, la Argentina no enfrentará urgencias fiscales. La suba de tasas de la Reserva Federal la FED norteamericana afectó menos de lo imaginado al crédito externo argentino. Y mientras el flujo de fondos no desaparezca, la tentación a eludir el ajuste se hace más tentadora para los sectores de la política, y con más razón si los tiempos de una elección nacional y local se adelantan.
El Mundial de Fútbol en Rusia es la fecha que se menciona para un lanzamiento más frontal de las campañas. Aunque en estas semanas, el tema de las reelecciones ya es vox populi.
En este contexto, lo ocurrido con la inflación de marzo es la comidilla de la política, la economía y los medios. Y si bien todo indica que estará este año en el 20%, no parece ser este dato el más significativo para evaluar lo que ocurra con la política económica en lo que resta del 2018. ¿Qué podría ocurrir? ¿El Gobierno imagina y/o prepara otra corrección, o disimulará lo ocurrido hasta donde pueda? ¿Vuelven las tasas de interés altas del Banco Central y la bicicleta de las Lebacs? Nada se sabe y sólo algunas señales poco consistentes se dieron en los últimos días. Por ejemplo, respecto que el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, mantendrá el precio del dólar por un tiempo para no alimentar más la tasa de inflación. Las vueltas y contramarchas en este terreno podrían no afectar al ministro Nicolás Dujovne o a Luís Caputo, pero sí al presidente del Banco Central.
¿Existe la posibilidad de un recambio de Sturzenegger? La credibilidad es un valor central de la política monetaria. El jefe del Banco Central tiene una alta valoración en el mercado local y en el exterior, pero es cierto también que la marcha inflacionaria está afectando su imagen.
¿Qué sucedería con la economía si hubiera cambios en la dirección del Banco Central y aparecieran más dudas sobre su independencia? Por ahora son especulaciones y nada concreto. Aunque parece poco probable que el Gobierno pueda eludir el problema inflacionario si los pronósticos de que habrá una fuerte baja en mayo no se cumplen.