Sobre el aborto
En Cartas a Lectores de La Nación del sábado 17, alguien opinando sobre el aborto hace un comentario sobre la desafortunada metáfora del ministro de ciencia (Lino Barañao) “un huevo frito no es lo mismo que una gallina” dando argumento a los extremos abortistas.
Pero termina dicha carta “sugiriendo a los legisladores que asuman este debate cuidando a todas las personas, las que están por nacer y las que sufren por un embarazo no querido. Buscar la forma para que el estado las asista, psicológica y económicamente, de manera efectiva y concreta, para facilitarles la carga de superar un accidente sin afectar a terceros inocentes. Facilitar la adopción sería parte de la receta”.
Sorprendió también Filmus, que introdujo en su proyecto despenalizante un nuevo concepto, contemplando el acompañamiento de esta víctimas, quedando el aborto como última instancia.
Como propuse en la nota de Democracia del viernes 9 de marzo, terminar con los abortos instrumentando la adopción responsable (decisión exclusiva de la embarazada) donde la presencia del Estado sería fundamental, aumentando los planes sociales.
Contra algunos economistas neoliberales, que abonan la teoría que los planes sociales son la causa de la pobreza y por consiguiente habría que suprimirlos, la columna de Eduardo Fidanza nos ilustra del “Análisis y propuestas de mejora para ampliar la Asignación Universal por Hijo” que con el apoyo de Unicef e investigadores de la UBA; Conicet y Universidad de La Plata concluye que el impacto social de las mismas es importante aunque no alcanzan para eliminar la pobreza, la indigencia ni la desigualdad. Disminuyen la deserción en la secundaria y no hay evidencias que desincentiven la búsqueda de trabajo. O sea que el estado no se ha desentendido.
Parecería que andando el carro se acomodan los melones…
Bienvenido el debate postergado de una población madura para el mismo, que debió hacerse 20 o 30 años atrás sin temor de la clase dirigente.
Enmarcando el debate en la historia, debemos recordar que los embarazos adolescentes; la deserción escolar; desnutrición; pobreza; femicidios; inseguridad; desocupación; reaparición de enfermedades erradicadas y nuevas; etc.; etc.; son males que surgen de una enfermedad mayor el subdesarrollo del cual en sesenta años nuestra clase dirigente no supo o no quiso, como superar la enorme gesta del Dr. Arturo Frondizi (cayendo en gobiernos populistas con los militares genocidas y democráticos corruptos o ineficientes) que nos había insertado en el primer mundo.
Dr. Eduardo Sabus