Cassette
La ineficacia del contenido.
Mirada perdida o sobre un punto fijo y el micrófono en la pera. Bolso de mano a modo de sobaquera y una serie de comentarios que nadie quiere escuchar. Cuando un jugador de fútbol responde a las preguntas de los periodistas con enunciados plagados de frases hechas surge la sentencia: “este tipo se puso el cassette”. En la columna de hoy repasaremos como la irrelevancia de la comunicación verbal y/o escrita afecta a personas o empresas.
Desde Mauricio hacia abajo detecto una tendencia que probablemente sea producto del coaching e implica medir cada palabra para pesar las consecuencias. Nadie quiere arriesgar a que un comentario sea “levantado” como titular del lunes. Surge así un enlatado que agota por su incapacidad expresiva e incredulidad.
Dejando de lago la cuestión política, que probablemente sea consecuencia de una estrategia, me quiero referir al ámbito privado. Sobre todo en nuestra ciudad, aún nos cuesta mucho romper los estándares de comunicación comercial, tal es así que la cadencia de algunas campañas publicitarias reflejan altos niveles de conservadurismo presentándose como enunciados informativos, sin ningún gesto persuasivo desde el discurso o la creación de la oferta.
En tiempos en los que el receptor recibe información mientras hace otras tareas o que consume datos de varias pantallas al mismo tiempo, la atención juega un papel fundamental para lograr un efecto publicitario. No se trata de postular rebeldías inútiles sino de comprender que la “ventana de recepción” del consumidor es cada vez más angosta. Según estudios realizados, en el año 2000 teníamos trece segundos para captar la mirada de la audiencia, hoy ese tiempo se reduce a tan solo ocho.
La atención de la gente es un bien muy preciado, si lográs que te escuchen, vean o lean vas a tener la mitad del negocio resuelto. No se trata de lograrlo de cualquier forma, acaso si pongo un titular que rompa con todo lo que venís leyendo en este diario puedo captar tu mirada pero si después el texto no tiene relación con esa “bomba” voy a perder credibilidad, ingrediente fundamental del contenido.
Romper con el enlatado es hablar en términos de la gente, meterse en su vida, compartir valores y reflejarlos en la comunicación. Evitar el tono solemne de algunas campañas y esquivar las convenciones implícitas de cada medio. Los altos niveles de atención de la gente hacia un medio o persona tiene correlato con información precisa, textos interesantes, respuestas inmediatas y sobre todas las cosas evitar el cassette como metodología que si bien despeja riesgos no te aporta nada a nivel comercial, “digo de pronto me parece, al menos así lo veo yo”.