Hay marcas que desconocen el paso del tiempo y dejan huellas en varias generaciones, me refiero a lugares que conservan recuerdos de muchos juninenses. No será esta una columna plagada de golpes bajos, por el contrario solo explicar como el paso del tiempo ayuda a constituir un capital económico.
En nuestra ciudad no son más de cinco o seis las que tienen el privilegio de mantenerse en algún rincón de la memoria. Alimentadas por la nostalgia de lo que alguna vez (probablemente) fueron, se encuentran dentro de este grupo el boliche bailable Long Time, la pizzería Ribas, la juguetería Belgrano y alguna más.
Muchas veces idealizadas y en ocasiones transformadas en mitos, las marcas son nombres propios que trascienden la realidad mejorando la percepción que tenemos de ellas. Se trata de un “halo” protector, un escudo que disminuye las sensibilidades propias de cualquier oferta de producto o servicio. Ya no importa qué fueron o si
alguna vez volverán a ser, representan un capital inalterable que descansa hasta que alguien haga buen o mal uso de ellas. Mientras tanto, cada uno de nosotros completará de sentido su valor adjudicándoles ser cuna de hazañas amorosas o sabores misteriosos.
Nadie se atrevería hoy a hablar mal de ellas, a repasar si verdaderamente todo era tan perfecto como las recordamos. La simbología contenida pondría en jaque a los críticos de lo tangible. Es que los lugares que menciono ya pasaron a otra dimensión, es decir no identifican a un espacio físico con determinadas características sino mucho más que eso, algo que no se toca ni se mide pero se siente.
Sospecho que en la actualidad la pizzería sería criticada por la incomodidad de sus sillas así como el boliche sería cuestionado por el precio de la entrada o la presencia de menores. El punto es que el recuerdo intangible, es decir la re-construcción que hacemos de la realidad, las exime del ataque contemporáneo. Ante esta situación, tanto la Ribas como Long Time deberían trabajar otros aspectos importantes de la propuesta marcaria. No sólo el recurso gráfico, casi inexistente en estos casos, sino la experiencia 360 de atención, ambientación, producto y servicio. Quizá hoy solo las proteja el paso del tiempo y esa nostalgia tan necesaria en encuentros sociales.
Nadie puede confirmar si en el túnel de Long Time sonaban Los Rancheros o Los Ratones Paranoicos, tampoco si el sabor de la Ribas era por el horno a Kerosene. La libre asociación así como la propiedad intelectual de las anécdotas nos aportan historias deliciosas en cada peña o encuentro familiar. Las marcas forman parte de la vida de la gente, dejan huella y van mucho más allá de lo que a veces se piensa de ellas. Se trata de un recurso social, cultural y económico que bien trabajado permite que vos y tu hijo hablen de lo mismo.
MARKETING APLICADO
Long Time
La vida útil de una marca.
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