A un mes de las legislativas, el Gobierno le pone velas a la aceleración del consumo, para llegar a las elecciones del 22 de octubre próximo en un escenario de crecimiento y de mejora del humor social.
¿Por qué el crecimiento no se nota en la calle?, suele ser la pregunta presidencial que deben responder cada vez más seguido los ministros de la esfera económica.
Algunos sobreactúan, como el de Producción, Francisco Cabrera, quien sostiene que el consumo "recontra arrancó".
Pero a veces no alcanza con tanto optimismo.
El problema es que aún no se nota en la calle ni en las góndolas de los supermercados, donde las ventas se mantienen por debajo del año pasado.
Cabrera sostiene que la recuperación se está dando en el marco de una reactivación generalizada de la economía, que tiene como pivotes a la industria automotriz y la construcción.
En el Gobierno admiten que la recuperación no fue homogénea en todos los sectores, y que eso conspiró contra la estrategia de salir a mostrar una economía a todo vapor.
Para el INDEC, el Producto Bruto subió 2,7% en el segundo semestre y, con proyecciones de julio y agosto en la mano, el equipo económico hace trascender que ya se crece al 4%.
No es mucho para una economía que sufrió el ajuste aplicado en el 2016 tras el "plan bomba" dejado por Cristina Fernández, quien a esta altura de los acontecimientos se imaginaba retornando a la Casa Rosada llevada en andas por la "juventud maravillosa" de La Cámpora, y no teniendo que apostar a una banca en el Senado con la Justicia pisándole los talones.
Las necesidades políticas apremian, y si bien esta elección legislativa parece irse definiendo más por reacciones políticas que logros económicos, al gobierno le vendría muy bien que los sectores más postergados sientan la reactivación cuando llegue la hora de las urnas.
Con ese objetivo se lanzaron los minicréditos para quienes perciben subsidios, un fenómeno que se nota en el mayor movimiento en los cajeros automáticos, a los que concurren los beneficiarios a retirar sus fondos directamente.
¿Por qué el crecimiento no se nota en la calle?, suele ser la pregunta presidencial que deben responder cada vez más seguido los ministros de la esfera económica.
Otra medida que el gobierno cree tendrá efecto electoral son los créditos para la vivienda, un boom que la Argentina no vivía desde los ´90 y amaga profundizarse en los próximos meses.
Además, desde ahora el programa Argenta, que otorga préstamos con tasas accesibles a jubilados, pensionados y titulares de la Asignación Universal por Hijo (AUH), Pensiones No Contributivas (PNC) y Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM), se extiende a beneficiarios del Sistema Único de Asignaciones Familiares (SUAF).
El trámite ya se puede hacer por Internet y el gobierno espera una buena respuesta.
Toda herramienta es válida para cambiar el mal humor social provocado por la inflación, los despidos y los tarifazos.
Se trata de una batería de medidas que persiguen el mismo objetivo: calentar el consumo al precio que sea necesario y llegar a las elecciones con la sensación de país en marcha, bajando la preocupación por el desempleo e instalando que el ajuste ya fue, y que de aquí en adelante todo será positivo.
En el mismo sentido se adoptó la Reparación Histórica, por la cual más de 1.100.000 jubilados recibieron "lo que le correspondía después de una vida de trabajo, enseñanza y crianza de hijos y nietos", como le gusta recordar a Mauricio Macri, quien sabe que el electorado tiene claro que Cristina Fernández nunca aceptó aplicarla.
Un informe de la consultora Kantar que sonó a música en los oídos oficiales sostiene que el consumo en los sectores más bajos subió 12% en agosto.
Un trabajo que maneja la Secretaría de Industria dice que la recuperación de la industria arrancó en mayo, pero no se nota como en otros sectores porque lo primero que hace el industrial es aumentar las horas extras, utilizar la capacidad que tiene.
"Recién cuando ese crecimiento se consolida empiezan a tomar gente", se entusiasman en el oficialismo.
En el comercio también empieza a circular una corriente de optimismo: el presidente de la CAME, Fabián Tarrío, aseguró que "hay indicios de recuperación del consumo".
Para la Fundación Mediterránea, el Producto Bruto crecerá cerca del 3% en 2017, y el consumo privado lo hará un poco por debajo de ese guarismo, entre 2,5% y 2,7%.
Esteban Domecq, presidente de Invecq, proyecta una suba del consumo del 3% en el año, lo cual recuperaría la caída del año pasado y permitiría incluso crecer un poco.
Las claves en la recuperación del consumo serán cuatro: la recuperación del salario real, de más de 3% para este año, luego de la caída del año pasado.
El incremento en los niveles de empleo, tanto formales privados como públicos y también trabajadores autónomos e independientes.
Además, el consumo se verá impulsado por el incremento del crédito al sector privado (créditos Argenta y bancarios).
Y estarán jugando a favor también las transferencias económicas y sociales por parte del Gobierno a los sectores de más bajos recursos.
"Nadie tiene que resignarse, hay que terminar con la melancolía y el escepticismo", pidió el presidente.
Habrá que ver si el 22-1O las urnas responden con el mismo optimismo a ese llamado.
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