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MARKETING APLICADO

¿Cuál es tu nombre?

El naming como recurso vital de identidad.

En los últimos tiempos noto que en nuestra ciudad aumentó la conciencia sobre la efectividad de la comunicación profesional en emprendimientos, empresas y pymes. No obstante, aún quedan variables sin control, se trata de rasgos que por lo general se asumen como parte de una intimidad.
El “naming” o creación de nombre es una parte fundamental del trabajo de construcción de marca. Se trata del desarrollo verbal y sonoro de un proyecto y el grado de precisión con el que se ejecute repercutirá en aspectos estratégicos y económicos del proyecto. 

¿Dónde está el error?
Quienes se encuentran en la etapa de gestación de una marca, tienen sentimientos análogos al nacimiento de un hijo. Esto quiere decir que con mucho tiempo de antelación, incluso antes de delinear concretamente el producto o servicio, tienen definido el nombre. 
En muchos casos asociados a cuestiones personales, homenajes familiares o cuestiones filosóficas subjetivas, los nombres de algunos proyectos terminan comprometiendo la efectividad de la comunicación. Claramente esto no implica el fracaso del emprendimiento sino la ineficacia de la inversión en medios. Enunciados compuestos, difíciles de pronunciar, siglas indescifrables y otras complejidades suenan en radio o surgen en gráfica. Será en este punto donde surjan las soluciones en manos de los clientes quienes finalmente manifiesten que ellos van a lo de “Fito” “Tito” “Beto” o a “la esquina que está enfrente de lo de la tía Bety”. Esto no quiere decir que nuestros proyectos pierdan espontaneidad y no puedan tener cierta  frescura sino que, en tal caso, debe formar parte de una decisión previa y que la continuidad debe seguir el estilo aplicado a la forma de atención, ambientación, tipo de producto y demás variables del mix de marketing. 
Una marca es un hijo a quien, con el paso del tiempo, deberemos dar explicaciones sobre los motivos por los que tomamos algunas decisiones. Acaso alguna vez, cuando el nombre de moda era Sebastián, le pregunté a mi madre por qué me puso Juan Bautista. 
Es importante que antes de proyectar el nombre de tu proyecto te separes de tus gustos personales, dejes de lado el libro que estás leyendo y te metas de lleno en el terreno de lo que necesitas comunicar para difundir tu producto o servicio. Esto requiere de tres patas importantes: estrategia, creatividad y organización de las ideas. Un buen nombre es el comienzo de una historia, ¿cuál es el tuyo?

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