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Mauricio Macri muestra fastidio cuando las encuestas reflejan que la difícil situación económica le resta votos a los candidatos de Cambiemos.
PANORAMA POLÍTICO DE LA SEMANA

Cambiemos busca respuestas a las incógnitas

Elisa Carrió se incorporó de la banca, observó cómo algunos diputados kirchneristas festejaban el salvataje de Julio de Vido y alzó sus brazos como quien busca que lo vean. “Voy a ampliar la denuncia”, avisó. Nadie del bloque del FpV pareció preocuparse, pero no hay dudas de que “Lilita” insistirá con la expulsión del ex ministro en cuanto se le presente una nueva oportunidad.
La jefa de la Coalición Cívica en particular y Cambiemos en general habían logrado llevar al recinto de la Cámara de Diputados las acusaciones que por años pesaron sobre De Vido en materia de corrupción. El ex ministro de Planificación quedó más expuesto que nunca, pero al oficialismo no le alcanzó con la victoria moral, porque en los hechos no logró los votos de los dos tercios de los diputados y eso pareció una derrota.
Claro que el kirchnerismo -y otros sectores vinculados a los gobernadores del PJ- lucieron como esos equipos de fútbol que ganan jugando feo, con un estilo pragmático que apela a las malas artes en caso de ser necesario. Para Cambiemos quedó, sin embargo, un objetivo cumplido: instalar la lucha contra la corrupción en el tope de la agenda de la campaña hacia las PASO.
La propia Carrió lleva las de ganar en ese terreno. En la ciudad de Buenos Aires las encuestas le otorgan más del 40 por ciento de intención de voto, a un campo de distancia con el insistente kirchnerista Daniel Filmus y del alicaído Martín Lousteau, que aparece tercero en los sondeos. El electorado porteño es históricamente permeable al discurso y la acción en pos de la transparencia.
Ese comportamiento se traslada con envión hacia el primer cordón del Gran Buenos Aires -y también a grandes ciudades bonaerenses como La Plata, Bahía Blanca y Tandil- pero pierde predicamento en las profundidades del Conurbano bonaerense.

Bastión peronista
En La Matanza, la Unidad Ciudadana que lleva como candidata a senadora a la ex presidenta tiene como objetivo sacar el doble de votos que Cambiemos. Algunas estimaciones indican que el kirchnerismo le podría sacar allí a la alianza gubernamental unos 250.000 sufragios de ventaja. Una distancia muy grande que el oficialismo debería descontar trabajosamente en otros distritos.
Pero la situación económica que golpea a los comercios, las pymes y las familias está generando otro elemento para tener en cuenta en el plano electoral: aún en localidades de clase media como Ramos Mejía, donde el kirchnerismo no es bien recibido, a Cambiemos le estaría costando imponerse con claridad.
Así puede interpretarse el notorio endurecimiento discursivo del frente 1País contra el rumbo económico del Gobierno. También el salto a la campaña del ex ministro de Economía Roberto Lavagna, quien venía manteniendo un bajo perfil pero ahora aumenta su exposición para sustentar la idea de una “oposición seria”, con la que Massa busca diferenciarse de los K.
El peronismo no kirchnerista, como el que encarna Florencio Randazzo, no entra en la pelea central, pero se posiciona para la renovación que intentarán los gobernadores y algunos dirigentes peronistas. Este escenario que se está consolidando en el Conurbano provoca cierto fastidio en el presidente Mauricio Macri, quien en privado se lamenta porque Massa y Randazzo no pudieron arrastrar más intendentes del PJ, que en su gran mayoría terminaron junto a Cristina Kirchner.

El voto del campo
La situación electoral se revierte a favor de Cambiemos en el interior de la Provincia. A la inclinación natural de esa gran porción del territorio bonaerense por los gobiernos de Macri y de María Eugenia Vidal, se agregó un mensaje contundente de la Sociedad Rural en la exposición de Palermo. Allí quedó en claro que las entidades agropecuarias juegan a pleno con el oficialismo.
La rebaja de las retenciones a las exportaciones del sector, ejecutada por el Gobierno nacional en sus primeros días de gestión, sigue pesando fuerte en ese conglomerado, casi tanto como la aversión que genera Cristina Kirchner desde la “guerra gaucha” de 2008. Ayer el titular de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, prolongó incluso ese rechazo a “los que fueron parte de su gobierno”, en una alusión directa a Massa y Randazzo.
Casi como una forma de decir que el voto del campo debe dirigirse únicamente hacia Cambiemos. Pero no solamente allí se pueden fortalecer las chances del oficialismo, ya que también le está yendo bien en el primer cordón del GBA, en distritos propios como Vicente López, Tres de Febrero y Lanús. Tampoco está mal posicionado en Quilmes, Morón y Pilar, aunque la pelea es voto a voto.
En el promedio, los estrategas de campaña de Cambiemos buscan convencer a propios y extraños de que hay un escenario de paridad entre el oficialismo y la Unidad Ciudadana K, con 1País lejos en el tercer lugar. Pero por lo bajo no faltan quienes admiten que Cristina Kirchner tiene chances de imponerse en las PASO dentro de dos semanas. El gran interrogante que se abre es “por cuánto”.
En este punto, los especialistas consideran que si la ex presidenta ganara solamente por tres o cuatro puntos, entonces Cambiemos podría descontárselos y hasta invertir el resultado en las elecciones del 22 de octubre. La estrategia del oficialismo apuntaría, en ese marco, al miedo que podría generar en una parte del electorado el hecho de que Cristina Kirchner recupere poder, lo que consideran demostrado por la búsqueda de refugio de grandes sectores que compran dólares.

Nuevo estilo K
Tal vez por eso la campaña de la ex presidenta no guarda ninguna similitud con la imagen avasallante que dejó la dama en su último gobierno. Por el contrario, se presenta en lugares cerrados, sin concentraciones populares, y privilegia el contacto cuerpo a cuerpo con personas afectadas por la situación económica, a las que invita a “ponerle un freno al Gobierno de Macri”.
La ex presidenta focaliza los cuestionamientos en su sucesor en la Casa Rosada debido a que la imagen negativa del mandatario supera el 60% en muchos distritos del Conurbano, a diferencia de la valoración positiva que conserva la gobernadora Vidal. Pero más allá de presentarse como la contracara del jefe de Estado, a Cristina Kirchner no se le escuchan propuestas novedosas.
Esto es, proyectos que representen una superación de lo que hizo cuando fue Presidenta, especialmente en materia económica. La escalada de la cotización del dólar en las últimas semanas enciende luces de alarma entre los economistas, incluso los que se identifican con Cristina Kirchner, pero la ex mandataria fue la que instauró el cepo y nunca lo volvió a abrir.
En el plano político, en tanto, también queda la duda de qué es lo que podría hacer en términos efectivos la ex presidenta desde el Senado de la Nación, aun si consigue ganar las elecciones en la Provincia. Sólo habría que recordar en este punto que el propio Massa y antes Francisco de Narváez (en 2013 y 2009 respectivamente) terminaron licuados tras resonantes éxitos electorales.
Pero esos son escenarios futuros que tienen más en cuenta los dirigentes que los ciudadanos. Por lo pronto, Cambiemos insistirá con la lucha contra la corrupción y las mafias. Mientras que la oposición -sobre todo Cristina, pero también Massa- apuntará sobre la economía. En la alianza oficialista ya se abrieron interrogantes sobre la eficacia real que tendrá su estrategia electoral. Pero ningún candidato se explaya sobre las posibles soluciones para ir superando el gravísimo problema del déficit fiscal.

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