Todos los ciudadanos debemos luchar contra un gran peligro que amenaza nuestra existencia: el cambio climático. Aunque para que nuestro accionar sea efectivo hay que agregarle el concepto “pero provocado por el hombre”, porque si no convencemos a nuestros conciudadanos de que lo provocamos nosotros, no sería posible que pudiéramos luchar contra ello, para cambiar el problema que supuestamente nosotros mismos hemos generado. Y con ese fin, lo que resultará más auténtico, en estos momentos de incertidumbre, será la lucha por la vida en la Tierra.
El desarrollo tecnológico ha hecho la vida más fácil, abundante y duradera. El progreso industrial la ha cambiado en muchos aspectos. Para registrar el consumo promedio de un ciudadano, se considera su factura anual de gas, de electricidad, su kilometraje de avión y automóvil, y el consumo de alimentos, productos y servicios; el sitio permite conocer todos los detalles de sus propias emisiones de gases efecto invernadero (GEI), incluyendo el metano expedido por la crianza de los animales que son destinados al consumo. Con el ascenso de la temperatura global, el agua en los océanos se expande. El agua de la tierra o de los glaciares pasa a estar en los océanos, como por ejemplo el caso de Groenlandia o las capas de hielo del océano Antártico.
Las predicciones muestran que antes del 2050, el volumen de los glaciares disminuirá en un 60%. De cualquier modo, las capas de hielo de la Antártida, se prevé, van a aumentar en el siglo XXI debido a un aumento de las precipitaciones. Los pueblos indígenas serán los primeros en verse afectados por el cambio climático, ya que su supervivencia depende de los recursos naturales de su entorno, y cualquier cambio, como por ejemplo sequías extremas, puede amenazar sus vidas. Por la disminución del agua, estos pueblos pierden su terreno cultural causando su desplazamiento a ciudades desarrolladas.
La encíclica Laudato Si’ es un gran instrumento para la transformación. Propicia el desarrollo con justicia, la innovación con sentido y una mirada transversal de los sucesos. Una plataforma que nos impulsa a desarrollar conversaciones conciliatorias y obras reveladoras en un marco que las garantiza. Presentada por el Papa Francisco en 2015, la encíclica instala y empuja la agenda de lo esencial. Es un texto sencillo, elaborado para la comprensión de todos, sin importar el credo o la religión que profesemos.
El calentamiento global provocado por el hombre ha dejado de ser una teoría sobre el clima para convertirse en la ética global del siglo XXI. Ricos muy ricos y pobres muy pobres, no es una ecuación deseable ni sostenible en los tiempos que corren. Los despilfarros y el derroche son un cachetazo a los millones de excluidos que tiene el sistema. Rediseñarlo todo es perturbador. Pero, ¿qué nos queda? ¿Morirnos de miedo?
(*) Médica oncóloga, presidente de la Fundación Foro Estratégico para el Desarrollo Nacional.
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