“Este es el momento perfecto para realizar inversiones en la Argentina”. Ese es el mensaje que dejó Mauricio Macri en su paso por Hamburgo, Alemania, donde sesionó el G-20. El Presidente repitió esa frase en prácticamente todos los contactos que mantuvo con mandatarios extranjeros, mostrando un convencimiento hacia afuera que el Gobierno no derrocha puertas para adentro.
No es que en la Casa Rosada tengan dudas sobre el rumbo económico, ni de la necesidad política de mantener el gradualismo antes que aplicar medidas de shock. Pero la incertidumbre se apodera del elenco gubernamental cuando analiza el escenario electoral en la provincia de Buenos Aires. Entonces se preguntan sobre las consecuencias de un eventual resurgimiento de Cristina Kirchner.
Aunque no lo reconozcan en público, los funcionarios tienen un diagnóstico opuesto al que hizo Macri en la cumbre de los países más avanzados del planeta. El razonamiento es portador de sentido común: si la ex presidenta llega a ganar las elecciones legislativas, los inversores -que ahora están midiendo el “cambio” que impulsa Macri- le bajaran el pulgar al país.
En la misma línea, estiman que el aumento de la cotización del dólar en las últimas semanas se debe a una reacción del mercado ante el “ruido político” que generó la confirmación de la candidatura de Cristina Kirchner a senadora nacional por la Provincia. Casi como un anticipo de la inestabilidad económica que podría sobrevenir si la ex presidenta llega a imponerse en las urnas.
Si bien es cierto que el macrismo tiene tendencia a adjudicar a la ex mandataria los males del pasado y también los del presente, minimizando la responsabilidad propia, también lo es que en el exterior el discurso antiglobalización de Cristina Kirchner –comprobado además en su acción de gobierno- genera tanto rechazo como el que despierta ahora el norteamericano Donald Trump.
Con Merkel
Por eso Macri se presenta ante el mundo como la contracara de su antecesora y se cobija bajo el ala de la canciller alemana Angela Merkel, quien a su vez encarna un nuevo liderazgo en Occidente ante la retracción estadounidense. El problema para el mandatario argentino radica en que debe refrendar lo que dice afuera con resultados concretos adentro, tanto económicos como políticos.
La reaparición de Cristina Kirchner en el primer plano electoral no contribuye en ese sentido, pese a que el jefe de Gabinete Marcos Peña y el asesor Durán Barba sostienen lo contrario. Se dice que dentro del mismo Gobierno no faltan quienes pretenden sugerirle a Macri la suspensión de las PASO para ganar tiempo y diluir políticamente a la ex presidenta. Habrá que estar atentos al lanzamiento de una supuesta -y no confirmada- campaña antiPASO, desde usinas oficialistas.
El primer paso consistió en cuestionar -desde el sentido común- el elevado costo que deben afrontar las arcas estatales para financiar una elección que, en rigor, no selecciona candidatos sino que convalida a los que presentan los distintos frentes políticos. La segunda etapa corporizó un anuncio gubernamental: el oficialismo buscará derogar las PASO de cara a las elecciones de 2019.
En forma paralela se instaló la versión de que el Gobierno estaba dispuesto a suspender las primarias del 13 de agosto. El dato no pasó de la categoría del rumor hasta que trascendió que un asesor del Presidente sondeó a la jueza María Romilda Servini de Cubría. Pero la respuesta de la magistrada con competencia electoral fue que es “imposible” porque el proceso ya está iniciado.
Como el Gobierno no desmintió la versión, el mandatario salteño Juan Manuel Urtubey salió a sentar posición y calificó como un “grave retroceso” que se eliminen las PASO. Aunque el gobernador norteño se pronunció más pensando en 2019 que en las legislativas de este año. Es que aspira a ganar volumen político en una primaria con otros aspirantes presidenciales del PJ.
El dúo
El tándem Peña-Durán Barba no comparte para nada las prevenciones que calentaron los oídos del Presidente. Por el contrario, los hombres más influyentes en la estrategia electoral de Cambiemos piensan que si Cristina Kirchner llegara a quedar primera en las PASO, entonces la mayoría del electorado se volcaría hacia el oficialismo en octubre, atemorizado por el regreso de la dama.
Bajo esa lógica se consagraría una polarización favorable al Gobierno, ya que la ex presidenta tiene una elevada intención de voto –sobre todo en el Conurbano- pero no estaría logrando crecer más allá del electorado que ya tiene fidelizado. La candidata de Unidad Ciudadana dio cuenta de ello al pedirle a los gremios que la siguen que suspendan una marcha convocada para el 7 de agosto.
Los nuevos asesores de la ex presidenta -entre ellos el ecuatoriano Vinicio Alvarado Espinel- advirtieron que una movilización sindical a sólo una semana de las PASO sería más funcional a Cambiemos que a la oposición, porque puede ahuyentar al votante indeciso en las capas medias del electorado. En ese mismo sector ya padece bastante que la emparenten a la corrupción.
El pedido de detención y desafuero del diputado Julio de Vido, su ex ministro de Planificación, cayó como una bomba en el kirchnerismo, que igualmente confió en que el juez federal Luis Rodríguez no seguiría la línea trazada por el fiscal Carlos Stornelli, tal como sucedió. “Para hablar de corrupción hay que estar limpio y muy pocos de los que hablan lo están”, toreó ayer De Vido.
En su momento había sido la propia Elisa Carrió quien advirtió que el ex ministro de Cristina Kirchner era un protegido de distintos grupos de poder, incluido un sector del propio Gobierno, pero luego se llamó a silencio. De todos modos, esta semana presentaría junto a otros diputados de Cambiemos un pedido de expulsión para De Vido en la Cámara baja, por inhabilidad moral.
Los fueros
En esa discusión terciaron Sergio Massa y Margarita Stolbizer. Los candidatos a senadores de 1País promovieron un renunciamiento a los fueros parlamentarios, como una forma de diferenciarse del kirchnerismo y disputarle a Cambiemos el discurso anticorrupción. Por eso Carrió los acusó de haber montado una “puesta en escena mediática”, como tantas veces se lo enrostraron a ella.
Carrió ya se había enfrentado con Stolbizer durante la sesión en la que se aprobó la ley de Responsabilidad Empresaria en la Cámara baja, cuando la oposición no accedió a votar un artículo que hubiera concedido al Gobierno injerencia directa en el Caso Odebrecht. En el fondo, la diputada oficialista cree que mantener a raya a 1País será clave para la victoria de Cambiemos.
Se trata de una teoría extendida en la alianza gubernamental: la fórmula Massa-Stolbizer sólo puede crecer sobre la base de votantes desencantados de Cambiemos, pero no de Cristina Kirchner. Por eso en el oficialismo no les resulta casual que el diputado tigrense aparezca en medios ultra K como C5N y Radio 10. Como si la ex presidenta tuviera el mismo diagnóstico.
A su vez, Florencio Randazzo funcionaría como un dispersor del voto peronista, lo que podría perjudicar a Cristina Kirchner y también a Massa. En medio de estas especulaciones electorales, propias de quienes están acostumbrados a los manejos del poder, lo cierto es que el país se encamina a ingresar nuevamente en una campaña proselitista, con todo lo que eso significa.
Formalmente, comenzará el próximo viernes, un mes antes de las PASO. Desde ese momento, el Gobierno pondrá a prueba su estrategia para consolidarse en el poder, que pasa por “contrastar el cambio con el pasado”. Es decir, con Cristina Kirchner. Pero la ex presidenta tiene la intención de ratificar su vigencia. Y su posicionamiento empieza a meter dudas en el elenco gubernamental.
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