Lo que empezó como una noticia positiva, que demostraba la confianza que la Argentina despertó en los mercados financieros, terminó convirtiéndose en un dolor de cabeza para el ministro de Finanzas, Luis Caputo, que había festejado la colocación de un bono de la deuda argentina a 100 años de plazo. Pero enseguida llovieron las críticas de la oposición -que advirtió que con los 2.750 millones de dólares que obtuvo esa operación sólo se cubre la “fuga de capitales” de un mes y medio- y luego el fiscal Juan Pedro Zoni, lo imputó por administración fraudulenta. Caputo no habría quedado conforme con la “tibia” defensa de la Rosada.
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