Cuando en mayo de 2015 Florencio Randazzo dijo que quería ser candidato a presidente para que el "proyecto" kirchnerista no quedara "manco" seguramente no pensó que dos años después podía pararse frente al mismo adversario interno, Daniel Scioli, pero en el rol opuesto de "renovador".
La historia es conocida: cuatro semanas después de aquella sonora disertación del entonces ministro ante los intelectuales K de Carta Abierta, Cristina Kirchner decidió que "el candidato" del modelo iba a ser Scioli secundado por Carlos Zannini, hasta entonces principal aliado de Randazzo en el Gobierno.
El encargado de renovar los trenes y agilizar los DNI lo sintió como una traición, rechazó el consuelo de ser candidato a gobernador de Buenos Aires, se peleó feo con la dueña de la lapicera electoral y permaneció en la Casa Rosada como un paria hasta el cambio de gobierno el 10 de diciembre.
Tras la salida del Gobierno, se recluyó y reapareció ahora con intenciones de liderar otra etapa en el PJ, apostando fuerte en las elecciones bonaerenses de este año y mirando el 2019.
En esa línea, este martes se mostró con senadores del PJ, justamente aquellos que más rápido decidieron despegarse de la entonces presidenta, como Miguel Pichetto, a quien Cristina Kirchner llegó a acusar de "traidor h de p" en charlas telefónicas con su vigente secretario Oscar Parrilli.
Randazzo buscó el apoyo de esa franja de poder partidaria, más simbólica que influyente en la elección bonaerense, y les anticipó que si esta vez no hay candidatos elegidos a dedo se presentará a competir en las primarias del partido.
La condición-pedido que hizo a los senadores muestra que la sombra de su exjefa sigue presente. Si bien ya no es figura excluyente, Cristina retiene un rol preponderante a partir de encuestas que la sitúan con niveles elevados de intención de voto (compensados por su imagen negativa) en Buenos Aires.
La expresidenta mantiene la indefinición sobre si será candidata. Su irrupción podría tirar del mantel pejotista bonaerense y nacional. Cerca de Randazzo aseguran que está decidido a enfrentarla. Como alternativas o en tándem con Cristina aparecen la intendenta de La Matanza, Verónica Magario, y Scioli, pero las opciones no se agotan allí.
Quizá haya influido en el exministro una conversación que tuvo con el estratega del PRO Jaime Durán Barba, quien le aseguró que podría ganarle esa primaria a Cristina si electores no peronistas van a votar específicamente contra la expresidenta en lugar de hacerlo en la interna de otra fuerza.
Frente al oriundo de Chivilcoy se paró nuevamente Scioli. El exgobernador decidió mantenerse a tiro del kirchnerismo y hoy camina la provincia de Buenos Aires, cobijado por quienes siguen tomando como referencia a la exmandataria.
Sus columnas ahora son varios intendentes K del Conurbano y La Cámpora, pero también tiene llegada a referentes del PJ orgánico. Bien al estilo Scioli, su álbum acumula fotos todos los días. Sus allegados aseguran que será precandidato.
Por su parte, en un escenario todavía frágil y volátil, Randazzo cuenta con apoyo del grupo Esmeralda de intendentes, del Movimiento Evita y de algunas figuras centrales de la última década como Julián Domínguez.
También se apoya en una pata sindical, entre los que están Oscar Romero, referente del movimiento MASA y Sergio Sasia (Unión Ferroviaria). Héctor Daer, triunviro de la CGT y alejado de Sergio Massa, es contado como propio por los randazzistas.
Pero hay actores todavía indefinidos. Martín Insaurralde, intendente de Lomas de Zamora y co-fundador de los Esmeralda fue el primero en tomar distancia de Randazzo y recibió a Scioli. Mariano Cascallares (Almirante Brown) sigue sus pasos.
Insaurralde y Cascallares tienen sus razones: Cristina mide muy bien en la tercera sección electoral como para enfrentarla y en el caso del lomense se ilusiona con emerger como candidato de un consenso entre los grupos Esmeralda y Fénix -alcaldes no reacios a los Kirchner- para ser gobernador en 2019. De ese entente podría aparecer también el nombre de Magario.
Así, con la película todavía rodándose, Scioli y Randazzo parecen pararse nuevamente frente a frente, aunque con roles opuestos a los de 2015.
Si bien el entonces gobernador de Buenos Aires nunca se despegó del legado K, prometía encabezar una etapa superadora en la Nación y era mirado de reojo por los más radicalizados.
Será interesante ver, en caso de que se concrete, cuál será el mensaje que tendrá cada candidato. Randazzo ya avisó que defenderá las conquistas del kirchnerismo con más énfasis sobre sus "aportes", combinado con un discurso "propositivo" -al mejor estilo Scioli- y críticas al modelo económico de Cambiemos.
Por lo pronto, despunta una pelea muy competitiva en el PJ con la posibilidad de que el ganador -si repite en las generales- lidere al partido en los próximos dos años.
DE DOMINGO A DOMINGO
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