La salida de Carrió del escenario electoral bonaerense, con el que coqueteó en los últimos meses, se convirtió en el primer gran ordenador de la grilla de candidatos que los votantes de la Provincia encontrarán en el cuarto oscuro en las primarias de agosto y los comicios generales de octubre. Por eso el anuncio de “Lilita” no debe interpretarse solamente en clave interna de Cambiemos.
Por el contrario, la decisión de la diputada –anticipada por este diario en las últimas semanas- se basó también en información proveniente de las usinas del peronismo bonaerense según la cual estaría prácticamente descartada la posibilidad de que Cristina Kirchner compita como candidata a senadora por la Provincia. La candidatura de Carrió perdía sentido sin la ex presidenta de rival.
Así, la jefa de la Coalición Cívica aceptó finalmente los argumentos del PRO –no sin chistar, por cierto- sobre la necesidad de que la campaña electoral en territorio bonaerense sea encabezada por la gobernadora Vidal, pese a que no será candidata este año, apuntalando a postulantes menos conocidos para el público masivo. Carrió aporta fortaleza y pimienta, pero no frescura.
Uno de esos posibles candidatos, el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, le dijo que no busca “otro cargo”, pero toma “con naturalidad” los comentarios que lo señalan como uno de los preferidos de Vidal para hacerle frente a las variantes peronistas del Conurbano. Otro de los mencionados es Martín Yeza, jefe comunal de Pinamar, más joven aún que Valenzuela.
En ese contexto parece haber quedado fuera de carrera Jorge Macri, al menos como cabeza de lista del oficialismo, pero en su caso hay un elemento de análisis que en Cambiemos prefieren ocultar: si bien en un primer momento se entendió que el apellido Macri en la oferta electoral podría ser beneficioso para el Gobierno, luego se verificó que en el GBA sucedía lo contrario.
En el entramado más densamente poblado del país, la caída de la imagen presidencial fue ostensible entre finales de 2016 y el primer trimestre de este año, aunque los operadores del oficialismo sostienen que comenzó a recuperarse desde principios de este mes, tras la marcha del 1A. Al mismo tiempo que empezó a caer el apoyo a Cristina Kirchner, que estaba muy fuerte.
Más allá de los números de las encuestas, siempre relativos cuando las elecciones aún quedan lejos y no están en la consideración de los ciudadanos, la decisión de Carrió de jugar sus fichas en la capital federal y las dudas crecientes sobre la postulación de Cristina Kirchner llevaron a Florencio Randazzo a abandonar el ostracismo político y asomarse a la arena bonaerense.
El ex ministro del Interior y Transporte aseguró a un grupo de senadores del PJ-FpV, entre ellos el influyente Pichetto y el bonaerense Abal Medina, que está dispuesto a competir en las PASO contra los candidatos del kirchnerismo, que podrían ser el ex gobernador Scioli y la intendenta de La Matanza, Verónica Magario. Por ende, la interna peronista podría tornarse muy competitiva.
Aunque sin Cristina Kirchner en la grilla, habrá con certeza un intento de los intendentes del PJ para conformar una “lista de unidad” para el Senado y la Cámara de Diputados, pese a que se puedan habilitar internas en los distritos. En ese sentido, no están demasiado lejanas las posiciones de los grupos Esmeralda y Fénix, constató este diario entre distintos jefes comunales.
Los intendentes peronistas afirman que fueron identificados por los estrategas del PRO como los “enemigos de turno” –luego de los sindicalistas docentes- y ejemplifican ese pensamiento con las críticas que recibieron la matancera Magario y Mario Ishii (José C. Paz) por el ploteo de patrulleros y ambulancias con su nombre y apellido. La autocrítica por esa actitud brilla por su ausencia.
Es más, sostienen que los gobiernos nacional y bonaerense “desvían el eje de la discusión, cuando en vez de hablar de la inseguridad o el desempleo, se discute sobre el ploteo de los autos”, como afirmó ayer Walter Festa (Moreno) al recibir a Scioli en ese distrito. El ex gobernador sigue de gira por los municipios, como si ya estuviera en campaña, para aventar el fantasma de Randazzo.
Menos ruido está haciendo Sergio Massa, quien optó por una estrategia de bajar el perfil para “poner en evidencia la búsqueda de la polarización” que hacen tanto Cambiemos como el PJ bonaerense, con la secreta ilusión de que los ciudadanos “se cansen del enfrentamiento” y pasen a considerar a su ratificada alianza con Margarita Stolbizer como una “opción superadora”.
Pero tampoco Massa está seguro de ser candidato este año en la Provincia, pese a que en las últimas semanas se instaló en unas oficinas porteñas que se asemejan a un comando de campaña. Si efectivamente el tigrense no se postulara, el espacio podría ser representado por Stolbizer y Roberto Lavagna, junto a quien Massa viene recorriendo ciudades del interior bonaerense.
También se menciona a Malena Galmarini pero sólo se trata de conjeturas. Lo cierto es que la salida de Carrió de la escena bonaerense ya provocó efectos en el oficialismo y la oposición.
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