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TRASTIENDA POLÍTICA

Hipótesis y conjeturas en el tablero del PJ

Fuera de micrófonos, en los sectores políticos directamente vinculados a Cristina Kirchner se escucha cada vez con más insistencia la tesis según la cual la ex presidenta no será candidata en las próximas elecciones legislativas. Ni a diputada ni a senadora nacional. Que su nombre, pues, no estará en ninguna boleta de los comicios que se disputarán en la provincia de Buenos Aires.
La versión es previa al procesamiento contra Cristina y sus hijos que ayer dictó el juez federal Claudio Bonadío en el marco de la causa “Los Sauces”, en la que se la investiga por “asociación ilícita en concurso por lavado de activos y negociaciones incompatibles” con su función de presidente de la República entre 2007 y 2015. La aclaración, escuchada en fuentes cercanas a la ex mandataria, no está de más: eventualmente, la decisión judicial podría cambiar decisiones políticas personales de la viuda de Kirchner.
La postulación de CFK es el gran dilema, por estas horas, en el Partido Justicialista bonaerense. Existe un sector, con foco en el “team” de intendentes conocido como Grupo Esmeralda, que dice estar dispuesto a enfrentarla. Y otro grupo partidario, con lealtades más o menos cercanas a ella y con territorio de origen, sobre todo, en la Tercera Sección Electoral de la Provincia (sur del Conurbano), que asegura que la apoyarían en caso de que compita, munidos de encuestas que arrojan buenos índices de respaldo popular hacia su figura.
En el medio, circula la tesis de un posible acuerdo interno. El mismo implicaría que Cristina desista de competir -menos, ir a un Primaria- y que en una hipotética lista de unidad su tropa esté muy bien representada.
Hablamos del sector encarnado en el matancero Fernando Espinoza y la intendenta de ese distrito, Verónica Magario, de dirigentes de La Cámpora y de otros referentes hiper-cristinistas, sin peso territorial pero que la ex presidenta aspiraría a respaldar para que ingresen al Congreso nacional o, en muchos casos, renueven las bancas que ya tienen y que obtuvieron en el año 2013.
Por supuesto que la definición final, la revelación del misterio en torno a la candidatura de Cristina, recién se dará sobre el límite de tiempo para cerrar las listas que deberán competir en las obligatorias -aún cuando haya una sola lista- Primarias Abiertas. Eso será hacia mediados de junio. 
Los que aseguran que CFK no será candidata manejan explicaciones de todos los colores. Y siempre habrá, además, alguna que no se cuenta, ni siquiera en reserva. 
Cristina tiene una considerable intención de voto que muchos creen que terminará siendo su techo electoral, dado que también conserva una notable imagen negativa. Están los que le adjudican a la ex presidenta, pues, una especie de enorme sentido del sacrifico en pos de asegurar un triunfo del peronismo por sobre Cambiemos.
Esa, la derrota del oficialismo actual, sería la gran obsesión de Cristina en estos días de malas noticias judiciales para ella. Estas fuentes son las que niegan que ella esté detrás de la obtención de fueros legislativos.
Entre la tropa cristinista también se cuentan los que creen que existe cierto elemento psicológico muy fuerte en la ex mandataria a partir del cuál ella prefiere no competir, aún enfrentando una hipótesis de triunfo, porque en el mejor escenario no podrá superar nunca aquel guarismo histórico obtenido en 2011: 54 % de los votos. Fue cuando peleó por la reelección, test que terminó siendo casi un trámite para ella. 
Fuentes de su entorno confiesan, además, que si el ex ministro Florencio Randazzo se planta en la postura de disputar una interna contra Cristina, ésta no estaría dispuesta a dársela. No tanto por el miedo a perder -los números hoy no indican eso- sino porque el sólo hecho de hacer una Primaria real, contra un ex empleado suyo, implica el reconocimiento de que se debata su liderazgo partidario. Algo que, explican sus fieles reunidos en el Instituto Patria, es inadmisible.
No se reconocerá en público pero en las cercanías de Cristina analizan que una Primaria Abierta con Randazzo –que, por cierto, aún no confirmo en forma oficial su candidatura- podría conllevar un peligro político: que el propio ex ministro de Transporte y el oficialismo macrista maniobren para que muchos votantes no justicialistas concurran a votar en esa interna sólo para que ella pierda.
Los cristinistas analizan que, más allá de los vaivenes de la economía y del nombre del candidato principal de Cambiemos, para el oficialismo Randazzo es un candidato más fácil de vencer que la ex presidenta. Probablemente lo mismo piensen en el macrismo, donde incluso prenden una vela a la posibilidad de que la tropa provincial de la ex presidenta termine jugando por afuera del PJ, en un espacio propio que termine disputando votos con el justicialismo. 
Lo dicho: ¿Y si no es Cristina y no hay acuerdo entre ella y el resto del PJ bonaerense? Ahí es donde crecen las chances de que el ex gobernador Daniel Scioli o la intendenta Magario encabecen una oferta para disputar la Primaria. Sería una surte de cristinismo sin “Ella” en la boleta. Se verá si, llegado el caso, la ex presidenta le pone el cuerpo a la campaña.
 

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