La reutilización de las aguas residuales urbanas para asistir a las actividades agropecuarias, en especial la de los agricultores familiares, es una tendencia que ha decidido marcar FAO.
El organismo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura tiene en claro que el agua es un recurso muy valorado y también escaso en muchas regiones de Latinoamérica.
Según sus datos la región de América Latina y el Caribe (ALC) necesitaría invertir la friolera de 33 mil millones de dólares para incrementar la cobertura de su tratamiento de aguas residuales hasta el 64 por ciento, en los próximos 13 años, al 2030.
Según un nuevo informe de Naciones Unidas, en ALC las descargas de aguas residuales urbanas están en aumento debido al crecimiento de la población y la expansión de los servicios de abastecimiento de agua y saneamiento.
La agricultura es el sector que más utiliza agua en la región: más del 70 por ciento de las extracciones, mientras que el suministro de hogares insume el 17 por ciento y la industria el 13 por ciento.
Un problema crítico y generalizado en la región es el uso de agua contaminada para el riego cerca de las grandes ciudades, es decir, en la agricultura periurbana, particularmente en las zonas áridas y semiáridas.
Estas aguas suelen contener niveles inaceptables de contaminación, pero también pueden ser residuales sin tratamiento o, en algunos casos, tratadas.
Esto es practicado en su mayor parte por pequeños agricultores, que cultivan frutas y verduras para los mercados locales en los cinturones verdes que rodean a las ciudades y pueblos.
FAO opina que la principal motivación para el riego de aguas residuales es la intensa competencia por el líquido en las cuencas hidrográficas donde se ubican las grandes ciudades.
En la ALC, se necesitan aproximadamente "34 mil millones de dólares para la expansión de los sistemas de drenaje de aguas pluviales, lo que reduciría la contaminación resultante de la escorrentía (deslizamiento del agua de lluvia libremente) urbana incontrolada".
No es un aspecto para despreciar ya que la región se encuentra en las zonas caracterizadas por fuertes lluvias y la mayoría de las ciudades carecen de infraestructura de drenaje de aguas pluviales adecuadas, por lo que las inundaciones urbanas son un fenómeno común y costoso que afecta a gran parte de la población como pudimos ver en Luján (Buenos Aires) y en otras zonas.
El hecho de que las aguas residuales urbanas constituyan una fuente de agua confiable, de bajo costo y rica en nutrientes ha impulsado su reutilización.
Pero, como en muchos países los sistemas de monitoreo y control del agua son débiles o inexistentes, representa un peligro para la salud pública y la sanidad e inocuidad alimentaria.
Mientras tanto, el reporte destaca casos exitosos de reutilización de aguas residuales urbanas tratadas para riego en la Argentina, Bolivia, Chile, México y Perú.
A medida que las exportaciones regionales de productos agrícolas se han incrementado, también ha aumentado la contaminación causada por filtración y escurrimiento de aguas residuales agrícolas que contienen fertilizantes, pesticidas y otros agroquímicos, según FAO.
Esta contaminación es especialmente preocupante en el caso de las aguas subterráneas, una importante fuente de suministro tanto para los servicios de agua domésticos como para el riego.
Durante décadas, la cobertura del tratamiento de aguas residuales se mantuvo muy baja en América Latina y el Caribe.
Casi todas las aguas residuales urbanas, incluidos los desechos industriales, excepto los más tóxicos, se descargaban en las masas de agua más cercanas, sin ningún tratamiento.
En consecuencia, muchos ríos, lagos y aguas costeras fueron fuertemente contaminados, y aún lo están, con graves consecuencias para el medio ambiente, la salud y bienestar de la población y el desarrollo socioeconómico general de la región, especialmente de la agricultura y el turismo.
Los avances en la región para el tratamiento de las aguas urbanas residuales han sido en su mayoría proyectos aislados, en respuesta a los problemas sociales y ambientales locales, en lugar de programas integrados sustentados a nivel nacional.
De acuerdo con el estudio, Chile es el país que más ha avanzado, con tratamiento universal de aguas residuales urbanas y le siguen con la mitad de procedimientos, Brasil, México y Uruguay.
Es conocido que hay planes ambiciosos para la expansión de las aguas residuales en muchas ciudades grandes, como Buenos Aires, Bogotá (Colombia), Lima (Perú), Ciudad de México y San Pablo (Brasil) Paulo, pero la mayoría de éstos se han retrasado durante años debido a limitaciones financieras e institucionales.

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