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A PROPÓSITO DE "CALLES DE JUNÍN"

Los pueblos que honran a quien los han timado y castigado difícilmente encuentren un buen futuro

Desde hace más de diez años he presentado en el Honorable Concejo Deliberante sendas notas que actualmente reiteré a partir de abril pasado, solicitando el cambio de los nombres de dos calles de nuestra ciudad, una es Ataliva Roca, por el de Presidente Frondizi y la otra es Ramón Falcón, por Presidente Illia.
Las razones se fundan en el más elemental de los principios, reivindicar y honrar a dos presidentes democráticos que fueron capaces de gobernar al país sin tachas y terminar sus vidas de la forma más normal y austera sin haber aprovechado las tentaciones del poder. Hace poco tiempo un prestigioso profesional del Derecho y de la Educación Universitaria, discípulo dilecto del Dr. Frondizi, me relataba que en los años posteriores a sus presidencias, ambos ex presidentes se reunían a menudo en el Dpto. del Dr. Frondizi en la calle Berutti de la Ciudad de Buenos Aires y sostenían extensos coloquios intercambiando experiencias y anécdotas ya que sus espíritus estaban unidos por el mismo amor a la Patria y la dignidad de sus ciudadanos.
En contraposición a lo antes mencionado, las figuras de Ataliva Roca y Ramón Falcón no gozan de ningún prestigio que ilumine un sendero de honra y de amor a sus semejantes. Por el contrario, Ataliva Roca en su tiempo, aprovechando su jerarquía militar y por ser el hermano del presidente Julio A. Roca, usufructuó de los beneficios de su posición dominante, para hacer grandes negociados con las tierras fiscales que disponía el Estado Nacional, recientemente desalojadas de los pueblos nativos que allí estaban. Todo esto (que no escapó al conocimiento público) motivó que Sarmiento lo denunciara permanentemente hasta burlarse, creando irónicamente un verbo (“atalivar”, sinónimo de robar) y calificando a los ladrones como los “atalivas”. Notablemente hoy se puede apreciar que estos hechos actualmente reiterados, son notas de todos los medios y sus protagonistas son funcionarios que han repetido idénticas metodologías aprovechándose de sus posiciones de privilegio en sus cargos públicos. Junín fue una de las zonas libradas del indio que fueron arbitrariamente distribuidas en grandes extensiones de tierras entre los amigos del presidente Roca a precios viles pero con réditos sustanciosos para el administrador Ataliva.
En otro sentido de las cosas, Ramón Falcón, jefe de Policía, fue lisa y llanamente un precursor del avasallamiento de los Derechos Humanos. El 1 de mayo de 1906, Falcón mandó cargar a la Policía Montada a sablear y balear a la manifestación obrera, dejando las calles sembradas de muertos. Tres años después, 1 de mayo de 1909, nuevamente reprime una manifestación de FORA, dejando en principio una decena de muertos y más de 100 heridos, de los cuales muchos fallecieron en los hospitales. A raíz de esto, en días siguientes se organiza un cortejo fúnebre de miles de personas que acompaña a los obreros muertos y  son nuevamente atacados y baleados por la Caballería. Les arrebatan los féretros para impedir la manifestación y  dispersan a los tiros a más de 4000 personas que esperaban en la Chacharita al cortejo para rendir homenaje a los caídos.
La similitud de estos hechos y la represión del último Proceso Militar nos demuestran que si no se toman en cuenta los registros históricos y no se sancionan los peores hechos que lastiman y ultrajan  a la sociedad en su conjunto, nuestro futuro está viciado de inmoralidad. Por eso es imperioso, en salvaguarda de las generaciones futuras, no promover a figuras negativas para la humanidad que con el correr del tiempo y el olvido de los hechos aparecen sus nombres impolutos y como premio su referencia pública en las calles.

(*) Presidente del Movimiento de Integración y Desarrollo - MID/Junín.

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