ENFOQUE
La protesta estudiantil es signo de la grave crisis educativa
Hace casi un mes comenzaron las protestas de estudiantes de ciclos medios y la toma de colegios en la ciudad de Buenos Aires. No es un episodio aislado porque en Mar del Plata hubo manifestaciones de estudiantes secundarios en la vía pública desde mediados del mes pasado. Si bien la medida es polémica, la verdad es que los alumnos porteños y los marplatenses coinciden en el mismo reclamo: exigen más presupuesto para resolver los problemas de infraestructura de los edificios escolares. Unos y otros sufren a diario por las filtraciones de agua en los techos, falta de calefacción, baños que no funcionan, pisos rotos en los gimnasios, vidrios rotos, falta de equipamiento, y dicen que hacen falta más aulas. La lista de reclamos es larga y muestra la grave crisis que golpea a los sistemas públicos de educación. En especial el de la Provincia de Buenos Aires.
Es muy importante tener en cuenta que hace un año manifestamos de modo público la necesidad imperiosa de reformular el sistema educativo bonaerense para adecuarlo a las necesidades y ritmos de la actualidad. Una de las prioridades era replantear los mecanismos de financiamiento y la agilización de los procesos burocráticos que demoran la toma de decisiones y la implementación de soluciones. Lo cierto es que el gobierno provincial desatendió todas las propuestas que le hicimos y confirmó el rumbo de una política inoperante.
Lamentablemente, el paso del tiempo empeoró las circunstancias en que nuestros chicos y jóvenes estudian cotidianamente. Aunque el gobierno lo niegue, la realidad muestra que el deterioro del sistema es progresivo y va de mal en peor. En General Alvarado, los transportes escolares que diariamente trasladan chicos a escuelas urbanas y rurales suspendieron sus prestaciones porque la Dirección General de Cultura y Educación no les paga desde marzo. Los docentes les preparan tareas para que los chicos estudien en sus casas. Pero, ¿hasta cuándo? Por su parte, la Asociación Bonaerense de Prestadores de Servicios a Comedores Escolares y Afines (Abpscea) difundió que el Ministerio de Desarrollo Social provincial le adeuda 550 millones de pesos por brindar insumos para el Servicio Alimentario Escolar.
La naturaleza de los reclamos, y en especial el que empuja a los estudiantes a las calles para darle más visibilidad a sus peticiones, nos permite comprender que por un lado el gobierno provincial desatiende el derecho a la educación de nuestros chicos y jóvenes, y además pone en riesgo el derecho que tienen a una alimentación apropiada como lo determina la Convención sobre los Derechos del Niño vigente en nuestro país.
El problema adquiere dimensiones más preocupantes cuando observamos que las autoridades gubernamentales desacreditan los reclamos y se empecinan en avanzar con una política educativa visiblemente equivocada. También porque se aferran a índices de pobreza y marginalidad que no reflejan la cruda realidad en la que viven millones de personas en la Argentina de hoy. La manipulación de estos índices sugiere que el gobierno esconde adrede la vulnerabilidad en la que viven tantos chicos y jóvenes que necesitan contar con un sistema educativo eficiente y calificado. Un sistema que les garantice igualdad de derechos y que no los condene a recibir una educación poco digna y de mala calidad.
En estos tiempos de cambios políticos inminentes debemos actuar con seriedad política y responsabilidad moral para explicar el modo en que resolveremos los grandes problemas que nos desafían. <
(*) Senador Provincial. Vicepresidente de la Comisión de Educación del Honorable Senado de la Provincia de Buenos Aires.
Es muy importante tener en cuenta que hace un año manifestamos de modo público la necesidad imperiosa de reformular el sistema educativo bonaerense para adecuarlo a las necesidades y ritmos de la actualidad. Una de las prioridades era replantear los mecanismos de financiamiento y la agilización de los procesos burocráticos que demoran la toma de decisiones y la implementación de soluciones. Lo cierto es que el gobierno provincial desatendió todas las propuestas que le hicimos y confirmó el rumbo de una política inoperante.
Lamentablemente, el paso del tiempo empeoró las circunstancias en que nuestros chicos y jóvenes estudian cotidianamente. Aunque el gobierno lo niegue, la realidad muestra que el deterioro del sistema es progresivo y va de mal en peor. En General Alvarado, los transportes escolares que diariamente trasladan chicos a escuelas urbanas y rurales suspendieron sus prestaciones porque la Dirección General de Cultura y Educación no les paga desde marzo. Los docentes les preparan tareas para que los chicos estudien en sus casas. Pero, ¿hasta cuándo? Por su parte, la Asociación Bonaerense de Prestadores de Servicios a Comedores Escolares y Afines (Abpscea) difundió que el Ministerio de Desarrollo Social provincial le adeuda 550 millones de pesos por brindar insumos para el Servicio Alimentario Escolar.
La naturaleza de los reclamos, y en especial el que empuja a los estudiantes a las calles para darle más visibilidad a sus peticiones, nos permite comprender que por un lado el gobierno provincial desatiende el derecho a la educación de nuestros chicos y jóvenes, y además pone en riesgo el derecho que tienen a una alimentación apropiada como lo determina la Convención sobre los Derechos del Niño vigente en nuestro país.
El problema adquiere dimensiones más preocupantes cuando observamos que las autoridades gubernamentales desacreditan los reclamos y se empecinan en avanzar con una política educativa visiblemente equivocada. También porque se aferran a índices de pobreza y marginalidad que no reflejan la cruda realidad en la que viven millones de personas en la Argentina de hoy. La manipulación de estos índices sugiere que el gobierno esconde adrede la vulnerabilidad en la que viven tantos chicos y jóvenes que necesitan contar con un sistema educativo eficiente y calificado. Un sistema que les garantice igualdad de derechos y que no los condene a recibir una educación poco digna y de mala calidad.
En estos tiempos de cambios políticos inminentes debemos actuar con seriedad política y responsabilidad moral para explicar el modo en que resolveremos los grandes problemas que nos desafían. <
(*) Senador Provincial. Vicepresidente de la Comisión de Educación del Honorable Senado de la Provincia de Buenos Aires.