Sacan números, miran encuestas e imaginan la foto que quedará impresa el 9 de agosto por la noche cuando se conozca el mapa que dibujarán las elecciones Primarias. La oposición viene calibrando la mira con la intención de no errarle o, por lo menos, que la pifia no sea demasiado grosera.
Sergio Massa aparece, dentro de las expresiones no oficialistas, como quien más dependencia tiene del resultado bonaerense. Su presencia y su anclaje nacional se sustentan básicamente en la Provincia.
Allí anidan sus pretensiones de máxima de quedar como la expresión opositora más votada o la de mínima, de hacer una elección decorosa que lo ponga a cubierto de una eventual polarización en octubre.
Para el tigrense el escenario ha cambiado. Las fugas debilitaron su espacio y aquella figura granítica con aire de invencible hoy ya es otra. Massa, pese a todo, sigue midiendo cifras respetables en la Provincia según los diversos sondeos que se vienen publicando. Por eso se lo verá, casi en forma cotidiana, trajinar los caminos bonaerenses en lo que resta de la campaña en busca de garantizar esa ponderación positiva.
Pero en el Frente Renovador se respira algún cambio de aire. En rigor, una estrategia diferente que pasa por levantar y mostrar mucho más a otro dirigente: Felipe Solá.
El candidato a gobernador del massismo es una figura por demás conocida. Ejerció el cargo al que aspira por seis años y ostenta una buena imagen. A ese combo hay que añadirle otra cuestión clave: empezó a aparecer con fuerza, mezclado con los aspirantes del oficialismo, Aníbal Fernández y Julián Domínguez, y la macrista María Eugenia Vidal.
Un sondeo que se conoció hace algunas horas lo ubica incluso al tope de la preferencia de los bonaerenses con una intención de voto del 23,2%.
Felipe más que Sergio
En el corazón del propio massismo hay quienes ya admiten que Felipe está midiendo en la Provincia algunos puntos más que el propio Massa. La disyuntiva pasa en cómo sacarle jugo a ese crecimiento del ex gobernador. Cómo lograr que la figura de un candidato que va en el medio de una boleta de siete cuerpos y casi un metro de largo, empuje al primer cuerpo de la papeleta en el que está estampado el apellido Massa.
Pero la estrategia massista en procura de eludir la polarización requiere de otros dos elementos sustanciales. El primero, que Solá termine por encima de Vidal en la pelea por la Gobernación. También ayudaría, dicen en Tigre, que la cruenta pelea interna que libran en el Frente para la Victoria Fernández y Domínguez, quede en manos del jefe de Gabinete nacional.
Ven en Aníbal un rival más conocido pero al mismo tiempo con costados vulnerables. “Tiene una imagen negativa alta”, dicen. Un dato que, puesto a confrontar con la figura de Solá, podría generar expectativas auspiciosas para el massismo de cara a la cita electoral de octubre.
Parte del razonamiento que surge en los laboratorios de Tigre es compartido por el esquema que lidera Mauricio Macri, donde también prefieren a Aníbal como contendiente en octubre. “Domínguez es menos conocido y tiene más chances de crecer”, señalan en el gobierno porteño.
Los macristas también pujan por quedarse con una instantánea que refleje beneficios: empujan para que Vidal termine las Primarias como la candidata más votada.
Dicen manejar encuestas propias que la ubican con una intención de voto que oscila entre el 25 y el 28%. “María Eugenia está logrando una coherencia del voto a Mauricio. Retiene casi toda esa voluntad”, señalan en el PRO.
Con esos datos en la mano, vislumbran un escenario en el que podrían colar su candidata por el medio de la pelea del FpV. Y exhibirla como la postulante que más adhesiones recogió en agosto en territorio bonaerense.
Para eso, el macrismo necesita profundizar la instalación de propio jefe de Gobierno porteño en la Provincia. La movida de ayer en Lomas de Zamora fue el reingreso de Macri en la campaña tras la pausa que le impuso de alguna forma el ballotage porteño.
¿Alianza oficialista?
En el oficialismo se siguen sacando chispas. Cruces, chicanas y la exhibición de apoyos son parte ya cotidiana de la geografía de campaña del FpV.
Por estas horas circula fuerte la versión de que Domínguez estaría a punto de abrochar un acuerdo político que, de concretarse, podría hacer ruido. Se habla de que el ministro del Interior y Transporte y frustrado candidato presidencial, Florencio Randazzo, estaría a punto de blanquear su respaldo a la fórmula que el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación comparte con Fernando Espinoza.
Se habla, incluso, de un acto que podría desarrollarse en algún distrito de la Cuarta Sección, la patria chica de ambos dirigentes.
Domínguez sigue remando para descontar la ventaja que todas las encuestas le adjudican a Aníbal Fernández. Lo admiten cerca del diputado nacional y en el sciolismo, donde cada vez recibe señales más concretas de respaldo. “Viene recortando, pero está 6 ó 7 puntos abajo”, dicen cerca de Daniel Scioli. ¿Le alcanzará la remontada?
Fernández tiene otros datos: lo ubican arriba con 20 puntos de diferencia. Una brecha que, por lo que falta para las Paso, parecería poco probable de descontar.
LA PROVINCIA/PANORAMA POLÍTICO SEMANAL
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