A esta altura de su trayectoria política, cuando faltan menos de cinco meses para que deje la Casa Rosada, Cristina Kirchner tiene por delante una encrucijada de esas que definen el futuro. Para atravesarla, ya no necesita mejorar su gestión. Se podría decir, en ese sentido, que lo hecho, hecho está. Pero en su relación con el Poder Judicial asoma un horizonte tormentoso.
Tal vez, porque su afán de “democratizar” a otro poder del Estado resultó fallido y fue tomado por jueces y fiscales como una avanzada destinada a colonizar los tribunales. Aunque también porque el pacto con Irán por la causa del atentado contra la AMIA fue interpretado como un bloqueo a la Justicia argentina. El broche trágico de la saga lo puso la muerte del fiscal Nisman.
Todo ese mar de fondo salió nuevamente a la superficie cuando la Sala II de la Cámara Federal porteña declaró la inconstitucionalidad de dos artículos de la nueva Ley de Subrogancias, específicamente los que permitían al Consejo de la Magistratura designar conjueces ante una eventual vacante. Con una mayoría simple, así fue desplazado Luis María Cabral.
Voto decisivo
Ese magistrado se disponía a votar -presumiblemente en contra- de la constitucionalidad del memorando con Irán, en un fallo que se hubiera convertido en mayoritario en la sala II de la Cámara de Casación Penal y que habría sido un duro revés político para el Gobierno.
A su vez, la figura de Alberto Nisman, el fiscal especial del caso AMIA, emergió en las últimas horas a raíz de un largo artículo de la revista estadounidense The New Yorker. “Alberto Nisman acusó a la Argentina e Irán de hacer un acuerdo ilegal para enterrar un atentado terrorista. ¿Eso fue lo que lo mató?”, se preguntó la prestigiosa publicación, al presentar una nota del periodista Dexter Filkins.
El Gobierno venía haciendo un seguimiento sobre el formato que iba a tener la nota y cuando comprobó que la entrevista a la Presidenta apenas iba a ser citada en un par de fragmentos, dio a conocer todo el reportaje. Luego, los medios afines al kirchnerismo colocaron a Cristina Kirchner en el centro de la escena, cuando en rigor no había sido puesta allí por el autor.
“Cristina Kirchner se ha vuelto más dictatorial y de acuerdo con las denuncias de la prensa, más corrupta”, escribió Filkins, un ganador del premio Pulitzer.
Filkins asegura en su artículo que la muerte de Nisman no sólo conmocionó a la Argentina, sino que además la puso en el mapa de los países con una Justicia deficitaria.
De hecho, a seis meses de aquel trágico suceso, la fiscal Viviana Fein aún no logró determinar si Nisman se suicidó o fue asesinado, pese a que se inclina por abonar la primera hipótesis. A contramano, el patólogo norteamericano Cyril Wecht sostuvo –en el programa de Jorge Lanata- que la evidencia recolectada en la causa permite inferir que a Nisman lo mataron.
Acto en la AMIA
En este contexto, hoy tendrá lugar el acto por un nuevo aniversario del atentado contra la AMIA, sobre la porteña calle Pasteur, donde se aguardan pronunciamientos críticos al Gobierno por el pacto con Irán.
Evidentemente, la negociación diplomática con Teherán dejó a la Presidenta atrapada en medio de un pantano en el cual es imposible no embarrarse.
Una causa clave
Sin embargo, las implicancias negativas del memorando no parecen las más preocupantes para el futuro personal de Cristina Kirchner. Una muestra de ello ocurrió el martes en Río Gallegos, hasta donde la Presidenta llegó para descansar tras su viaje a Paraguay. Sorpresivamente, la nueva fotografía con el papa Francisco no le sirvió para evitar un acto de la Justicia en su propia casa.
Es que el juez federal Claudio Bonadío -considerado un archienemigo por el kirchnerismo- envió a la capital santacruceña una comisión que fue directo a la inmobiliaria de la que es socio Máximo Kirchner, en una diligencia para la causa en la que se investiga si la familia presidencial cometió irregularidades con la firma Hotesur, que administra sus hoteles en Calafate.
“Van a allanar con la Policía Metropolitana que conduce Macri. ¿No tiene más gestos políticos para hacer? Faltaba que el juez fuera con los globos del PRO”, ironizó el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. Tampoco se mostró ajeno al imprevisto el gobernador Daniel Scioli: “Llama poderosamente la atención las medidas adoptadas a 17 días hábiles de una elección”, advirtió.
Aunque más allá de las interpretaciones electorales –que hacen eje en que Máximo Kirchner competirá en las PASO del 9 de agosto como candidato a diputado nacional-, lo cierto es que la causa Hotesur constituye una preocupación de fondo para la Presidenta, con la que deberá lidiar incluso luego de que deje la Casa Rosada. Igual que con la pesada sombra de Nisman.
ANÁLISIS
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